"Ahora, pues, apréstense, y, en oyendo el sonido de las trompetas, lasa cítaras, las arpas, los salterios, las gaitas y toda suerte de instrumentos músicos, póstrense y adoren la estatua que yo he hecho, y si no la adoran, al instante serán arrojados a un horno encendido. ¿Y quién será el Dios que los libre de mis manos?" (Dan 3,15).
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