"Además, hizo Josías desaparecer los evocadores de los espíritus y a los adivinos, los terafim (dioses e ídolos domésticos), los ídolos y todas las abominaciones que se veían en la tierra de Judá y en Jerusalén, para poner por obra las palabras de la Ley escritas en el libro que el sacerdote Helcías había encontrado en la casa de Yahvé" (2 Re 23,24).
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