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viernes, 14 de agosto de 2015

Cápsula Bíblica 1638

La Biblia nos dice que la muchedumbre quedaba asombrada al escuchar el programa evangélico de Jesús (Mt. 7, 28). El Evangelio —ayer y hoy— responde a las aspiraciones más profundas del hombre. No hay ideal más alto. El Evangelio es anunciado, no a unos pocos, sino a la gente, a todos aquellos que reconocen su incapacidad para saciar, por sí mismos, su sed de dignidad y de justicia. El Evangelio es buena noticia: su cumplimiento hace brotar la bienaventuranza, la alegría, la felicidad. Lo que, por encima de todo, busca el hombre. 

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