"«¡Oh Señor! Que esté atento tu oído a la plegaria de tu siervo y a la de los siervos tuyos que desean temer tu nombre. Concede ahora próspero suceso a tu siervo y haz que halle yo gracia a los ojos de este hombre»; pues servía yo entonces de copero al rey" (Neh 1,11).
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