1 Pedro 3,15, nos recuerda que nuestra apologética (Defensa de la Fe) debe hacerse con el respaldo de la oración y después de haber dedicado nuestro corazón a Cristo como Señor. También debemos explicar con amabilidad y respeto las razones de nuestra creencia. Por lo tanto, para obtener mejores resultados, es necesario que expongamos nuestra defensa de la fe cristiana sujetos a Cristo, en humilde dependencia de Su Espíritu y dentro del contexto de relaciones interpersonales cordiales y respetuosas.
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