"David les salió al encuentro y les dijo: «Si vienen a mí con buenas intenciones, para ayudarme, mi corazón se apegará a ustedes; pero si es para engañarme en provecho de mis enemigos, estando mis manos limpias de iniquidad, véalo el Dios de nuestros padres y que Él se los demande" (1 Cro 12,17).
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