No podemos dejar que la Biblia esté sólo
en el librero, o adornando un mueble de la sala. La Biblia nos rodea. La gente
oye las lecturas de la Sagrada Escritura en el Templo. Tenemos leyes que toman
su nombre de la historia del «buen samaritano» (Lc 10), damos la bienvenida a
casa al «hijo pródigo» (Lc 15) y buscamos la «Tierra Prometida» (Ex 3, Hb 11). Algunos pasajes bíblicos se
han convertido en refranes y expresiones populares, tales como «Todo lo que
deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos» (Mt 7,12), «No
robarás» (Ex 20,15), «Amen a sus enemigos» (Mt 22,39).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario