Al pronunciarse la Palabra de Dios queda convocada la comunidad de salvación constituida por los oyentes de la Palabra. Por tanto, la Iglesia existe por la Palabra y no por sí misma. Es una comunidad constituida por vocación, no por mera profesión, afinidades, ideología o mutuo acuerdo de sus miembros. De ahí que la Palabra de Dios es la razón de ser de la comunidad cristiana. Somos la Iglesia de la Palabra.
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