La Sinfonía n.º 39 en mi bemol mayor, K. 543, es una de las últimas sinfonías de Wolfgang Amadeus Mozart (Salzburgo, 27 de enero de 1756-Viena, 5 de diciembre de 1791). Este prolífico compositor finalizó esta composición el 26 de junio de 1788 en un verano en el que compondría también sus dos últimas sinfonías: la n.º 40 (25 de julio), y la n.º 41 (10 de agosto).
La obra consta de cuatro movimientos: I. Adagio - Allegro. II. Andante con moto. III. Menuetto: Trío. IV. Allegro.
I. Adagio - Allegro.
El primer movimiento empieza con una introducción majestuosa (Adagio) con unas fanfarrias a cargo de la sección del metal. A continuación viene un Allegro en forma sonata, con algunos contrastes muy marcados de intensidad, muy en el estilo galante que forma parte de sus primeras sinfonías. La independencia de la sección de viento, la gran interacción de las partes en general, y el hecho de que se combina con el segundo grupo que contiene unos cuantos temas, incluyendo un tema que camina, especialmente adecuado. Estos son sólo algunos de los puntos que distinguen este movimiento de aquellas obras de juventud, con las que tiene más diferencias que similitudes.
II. Andante con moto.
El movimiento lento, en la forma sonata abreviada, es decir, sin la sección del desarrollo, empieza silenciosamente en la sección de cuerda y se expande al resto de la orquesta. Caracteriza a este movimiento el material principal y las transiciones bastante agitadas y enérgicas. La comparación con la quinta sinfonía de Franz Schubert sugiere que podría haber tenido esta sinfonía de Mozart como referente.
III. Menuetto: Trío.
El minueto y el trío son muy interesantes. El trío es una danza folclórica austríaca denominada «landler» y presenta un solo de clarinete. El Menuetto es enérgico es incitado por el carácter del trío con el segundo clarinete que toca arpegios en su registro grave, el de chalumeau.
IV. Allegro.
El movimiento final también sigue la forma sonata; el tema principal del cual, como en el último Quinteto de cuerda en re, es básicamente una escala, ascendiendo y descendiendo. La sección del desarrollo es dramática; no hay ninguna coda, pero tanto la exposición, como el desarrollo en la parte final de la recapitulación, son repetitivos.
Disfruten de esta maravillosa pieza de Mozart:
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