«Los peces no cierran los ojos» es una novela corta (115 páginas) de tintes autobiográficos narrada en primera persona por Erri De Luca, el escritor italiano nombrado escritor de la década por el Corriere della Sera y galardonado con los premios France Culture, Femina Étranger, Laure Bataillon y Petrarca.
Escrita desde la veracidad de la madurez, el narrador y protagonista recuerda, cincuenta años más tarde, el verano de sus diez años en la isla napolitana de Ischia, que es su patria, su paisaje en donde se hace presente, con frecuencia, en recuerdos de otros momentos importantes de su vida posteriores a la narración principal. Momentos y vivencias que comienzan a forjarse en aquella infancia en la que el niño, recién cumplidos los diez años, asoma su cabeza a la edad adulta para descubrir que la vida es muy diferente a como la había imaginado.
Para el autor es muy importante esa cifra y en el libro expresa: «la infancia acaba oficialmente cuando se añade el primer cero a los años. Acaba, pero no ocurre nada, uno se queda dentro del mismo cuerpo de crío atascado […] revuelto por dentro e inmóvil por fuera […] estaba en un cuerpo encapullado y sólo la cabeza intentaba forzarlo. Su mente, a través de las numerosas lecturas que me llenaban el cráneo y me ensanchaban la mente, crece más rápida que su cuerpo. Ese cuerpo que le oprime y del que necesita librarse como si fuera una costra que tiene que caer para poder crecer».
El título se erige como metáfora de cómo este niño abre los ojos a la vida adulta. Al igual que los peces que pesca, no cierra nunca los ojos, no sólo cuando le besan sino tampoco a esa etapa de la vida que se abre ante él.
Es una novela que si se quiere, se lee de corrido. Su prosa es pausada, su escritura delicada, sensible. Pequeños párrafos con frases cortas. Consigue algo tan difícil como decir mucho con las palabras justas.
Erri De Luca,
"Los peces no cierran los ojos",
Ed. Seix Barral,
Barcelona 2012,
124 páginas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario