miércoles, 31 de mayo de 2017

Cápsula Bíblica 2292

El argumento del libro de Tobías, en la Biblia, es que Dios prueba a los justos, Él es un Dios que atiende paternalmente las oraciones de sus hijos y está al tanto de las buenas obras que reciben recompensa divina.

Gozo en el Espíritu Santo...

“En aquella hora se sintió inundado de gozo en el Espíritu Santo y dijo: Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y prudentes y las revelaste a los pequeños. Sí, Padre, porque tal ha sido tu beneplácito” (Lc 10,21).

martes, 30 de mayo de 2017

Cápsula Bíblica 2291

El libro de Job nos presenta el problema del justo que sufre y lo soluciona mediante la fe y sumisión a Dios, cuyos juicios son inescrutables.

Alcanzar la perfección en el amor...

“Sean perfectos como perfecto es su Padre celestial” (Mt 5,48).

lunes, 29 de mayo de 2017

Cápsula Bíblica 2290

El Antiguo Testamento presenta a Dios como un Dios clemente y misericordioso (cf. Ex 34,6; Sal 86,15), y el Nuevo Testamento llama a Dios «padre compasivo y Dios de todo consuelo» (2 Cor 1,3; cf. Ef 2,4).

Adorar al verdadero Dios...

“Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos” (Jn 4,22).

domingo, 28 de mayo de 2017

«Sobre la marcha»... Un sacerdote tetrapléjico que ama la vida.

Últimamente no he estado bien de salud. Bueno, en realidad mi salud nunca ha sido buena, y son varias las veces que he estado a punto de ser llamado a ese juicio personal que a todos nos espera y que, por una u otra razón no se ha realizado y aquí sigo, a mis 56 años, luchando por cumplir, cada día enfrentándome cada día conmigo mismo y con los embates de este mundo, por cumplir la voluntad de Dios con alegría. Cuando uno ha sido enfermo toda su vida, hay momentos en que la naturaleza humana brinca, o más bien se revela ante el cansancio de esa batalla de cada día y ante la sorpresa de lo que el día traerá. ¿Cómo olvidar mi lucha contra la malaria cerebral el año pasado en Freetown? ¿Aquellos años tan terribles cuando la osteoartrosis me mandó a la cama por más de ocho meses, luego a la silla de ruedas y al bastón por un tiempo largo en Monterrey? ¿La bronquitis alérgica asmática que se me disparó en Los Angeles? ¿Los ataques repentinos de alergia a diversas comidas o medicamentos?... en fin.

El padecer una enfermedad crónica, es posible que no sólo afecte físicamente, sino también emocional, social y a veces, incluso, económicamente. La forma en que a una persona le afecta una enfermedad crónica depende de la enfermedad particular que tenga y cómo repercute sobre su cuerpo, la gravedad de la enfermedad y el tipo de tratamientos que requiere. Aceptar y adaptarse a la realidad de padecer una enfermedad crónica requiere tiempo, pero se va aprendiendo sobre la misma enfermedad o conjunto de enfermedades, a buscar y aceptar el apoyo de los demás y a participar activamente en el cuidado de la salud generalmente superan con éxito el proceso de afrontamiento.

Esta semana les invito a leer un libro maravilloso que me ha hecho llorar literalmente. «Sobre la marcha» es una autobiografía del padre Luis de Moya, un sacerdote, que a antes de los cuarenta años perdió toda movilidad y que, aprendiendo a enfrentar su nueva condición de vida, es un hombre feliz, valorando todo lo bueno que, como cristiano y sacerdote, ha recibido de Dios y pone al servicio de los demás.

En una páginas que atrapan, el padre Luis nos narra cómo un accidente unió su destino a una silla de ruedas, marca Meyra, de fabricación alemana. Cómo su vigorosa anatomía de deportista quedó reducida a un fardo pesado, un pedazo de carne al que hay que estar quitando o poniendo prendas constantemente, como si de un muñeco se tratara, porque ha perdido la sensibilidad y carece, por lo tanto, de «termostato». Durante el viaje de regreso a Pamplona, tras visitar a sus padres en Ciudad Real, se quedó dormido al volante de su automóvil, que acabó por atravesar la valla de la autopista y arrollar tres pequeños árboles. Según se enteró después, el golpe le había producido una interrupción medular completa a partir de la C-4. Se había quedado tetrapléjico. Ahora, años después del accidente da clases de Ética a los alumnos de Arquitectura de la Universidad de Navarra.

En este libro el autor nos dice: «Yo no podía, no debía, buscar el mero sentirme cómodo o lo menos contrariado posible entre mis cuatro paredes, como si no pudiera hacer otra cosa, como si ya nadie esperara nada de mí. Si hubiera caído en ese planteamiento, habría condenado mi vida al lamento permanente como telón de fondo. Consentir en esa visión tan negativa de mi situación, supondría –aparte de pactar con una falsedad– autocondenarme al victimismo. Ir por el mundo con complejo de víctima, como dando pena, se me hacía poco gallardo y un tanto falso, porque veía con claridad que teniendo la cabeza sana no había razón para no utilizarla con provecho».

Si a mí, que soy como soy en mi condición de enfermo crónico, el libro me ayudó sobremanera, creo que ayudará a muchos que lo lean. El estilo es claro, sencillo, cercano, y seguro que muchas personas se sentirán identificadas con muchas de las cosas que cuenta el padre Luís de Moya, quien pertenece al Opus Daei, acerca de sus vivencias y sentimientos.


Luis de Moya,
"Sobre la marcha"
Ed. Edibesa,
México 2007,
211 páginas.

«Concierto para clavecín y orquesta»... Un instrumento resucitado por Górecki

Henryk Górecki (1933-2010) es un compositor contemporáneo polaco de los más reconocidos en la actualidad. Górecki nos ha dejado una vasta herencia muy valiosa en cuanto a música clásica contemporánea en la que se destaca la amplia combinación de recursos actuales con alguno que otro instrumento «resucitado» como el clavecín.

La reina de Francia María Antonieta (1755-1793), dijo una vez: «No hay nada nuevo en el mundo, solo aquello que hemos olvidado» y eso es, precisamente, lo que ha sucedido con el clavecín, un instrumento perdido en la evolución hace más de doscientos años que ha sido desenterrado del olvido pero que es muy difícil de utilizar.

Este concierto para clavecín y orquesta fue escrito por Górecki, después de una petición que la Radio Polaca y Televisión le hicieron para componer una pieza. Este trabajo es un homenaje a Wanda Landowska , clavecinista polaca para quien Manuel de Falla también había compuesto una pieza. Consta de dos movimientos que van unidos: Allegro molto (4'40") y Vivace marcatissimo (4'15"). La ejecución de la magistral pieza dura alrededor de 9 minutos. Dado que a veces es complicado un clavecín «resucitado» hay una versión para piano. Y es que, además, hay un problema con el clavecín; es que, al igual que la guitarra, su sonido no puede competir con el de una orquesta sinfónica o que se opte por un concierto de cámara con orquesta reducida. Aún así hay no siempre se logra escuchar con claridad el clavecín y entonces la interpretación desluce.  Esta es una de las piezas modernas de este instrumento que conoce el más éxito, especialmente por haber sido elegido por la coreógrafa Lucinda Childs en 1993 para su obra de danza contemporánea llamada: Concierto.

La obra, como todas las de Górekci, es un tanto especial. Estamos muy acostumbrados a la música que no se sale del mismo patrón y este compositor, definitivamente... ¡lo rompe! No es fácil aceptar que todo sonido, en tanto sea audible, puede registrarse como una nota musical y, en ese sentido, puede decirse que todo lo que suena es música. El clavecín, o clavicémbalo, está acompañado por una pequeña orquesta de cuerdas. Si la parte solista se toca en piano, las cuerdas se expanden para compensar. El primer movimiento consiste en una melodía larga y lenta en las cuerdas en octavas, adornada por la figuración continua en la parte solista. Cada nueva frase se señala por un florecimiento creciente en el teclado, y la melodía y los patrones obbligato característica de mucha repetición. La música se mantiene en el modo eólico (menor) hasta que se interrumpe una sección intermedia contrastante. En ese momento, la figuración del teclado cambia a un patrón más cromático, creando una tensión de oposición con las cuerdas, que se desplazan a tercios armonizados, un modo secundario. El retorno al material original lleva el movimiento hasta el final; Las frases eventualmente se fracturan bastante, finalmente desembarcando en una tríada mayor sostenida para terminar.

El pulso es un elemento esencial en esta obra de Gorecki: los atrilistas acompañantes, deben sostenerlo en forma regular con exactísima precisión, pues la obra está escrita sobre un ritmo uniforme de pronunciado nerviosismo. Notas repetidas —muy cortas— a gran velocidad, tipifican y sirven de impulso a los dos movimientos que integran la partitura, caracterizados por una vitalidad banal y un glamour de utilería, animados de manera compulsiva por una fuerza motriz inclemente en complicidad con modulaciones obvias dignas de un manual de ejercicios elementales. 

Esta versión que comparto me parece más que excelente, y en seguida, les dejo la versión para piano.