Tchaikovsky, de quien ya he hablado en más de diez entradas en este blog, se graduó en el Conservatorio de San Petersburgo a los 25 años de edad. Por recomendación de su profesor Antón Rubinstein se trasladó en 1866 al nuevo Conservatorio de Moscú, donde obtuvo la cátedra de Armonía y, al mismo tiempo se convirtió en estudiante del director del Conservatorio, Nikolái Rubinstein, hermano de Anton.
El 15 de febrero de 1868 se escuchó por primera vez esta primera sinfonía del compositor bajo la dirección de Nikolai Rubinstein, a la que Tchaikovsky dio el subtítulo de «SUEÑO DE INVIERNO» ( o ensueños de invierno), puesto que la composición describía en su programa escenas de paisajes bien definidos del invierno. Esta es la obra que quiero, este domingo, invitarles a disfrutar, dado que acaba de nevar en mi querido Monterrey hace apenas unos días y a que en Roma también estamos en pleno invierno.
El primer movimiento de la sinfonía tiene el título de sueños de un viaje en invierno, mientras que el título del segundo movimiento es tierra desolada, tierra de niebla. Tchaikovsky tenía ya en su haber algunas obras sinfónicas menores —tres oberturas— cuando emprendió la composición de esta sinfonía, que le costó un enorme trabajo y puso en aprietos su salud. Además, un par de músicos había criticado la primera redacción de la obra y el compositor se vio llevado a introducir en ella varias modificaciones. La acogida del público fue calurosa, pero trabajó de nuevo sobre la partitura, e introdujo cambios importantes. El compositor, muy exigente y crítico con su propio trabajo, deseaba tener más tiempo para revisar la partitura, efectuando cortes hasta llegar a una primer revisión en 1874, seguida por otras hasta la primera ejecución pública de la versión final de la sinfonía en 1886.
La sinfonía, muy querida por el maestro, no tuvo una gran reputación y fue olvidada hasta los años setenta del siglo XX. Considerada una obra temprana e inmadura —fue compuesta cuando contaba con veintiséis años de edad— ha adquirido mayor notoriedad el segundo movimiento (adagio cantabile), que a menudo se interpreta por separado y se considera una página de intensa emoción.
Es lógico que, en esta obra, se evidencie una personalidad de Tchaikovsky no del todo formada aún, lo que no impide que la partitura apunte con claridad el talento del joven compositor, albergue una admirable belleza melódica y se escuche con mucho placer. La partitura se divide en cuatro movimientos, los dos primeros de los cuales poseen contenido programático.
1. Ensueños de un viaje de invierno. Allegro tranquillo.
2. Tierra de desolación, tierra de niebla. Adagio cantabile ma non tanto.
3. Scherzo. Allegro scherzando giocoso.
4. Finale. Andante lugubre. Allegro maestoso.
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