El más conocido de los conciertos para oboe de Tomaso Giovanni Albinoni (Venecia 1671-1751) es el No. 2 del Opus 9, en re menor, que forma parte de su primera serie de doce «concerti a cinque», cuya serie completa está dedicada al Príncipe elector Massimiliano II Emanuele de Baviera.
Los movimientos de la obra son los tres habituales de aquel tiempo, siguiendo el esquema que propugnó Vivaldi: rápido-lento-rápido: 1. Allegro e non presto; 2. Adagio; 3. Allegro.
Es un concierto en el que el instrumento es tratado de una forma lírica y melódica como no se había hecho hasta entonces. Al oboe lo acompaña una pequeña formación de cuerdas, compuesta por dos violines, viola, cello y bajo continuo. Hoy se acostumbra a doblar la formación orquestal porque las salas son más amplias y se requiere una sonoridad mayor, y también porque así se da cuenta de que estamos frente a los primeros conciertos para solista y orquesta, aquellos que datan de la primera mitad del siglo XVIII, y cuya autoría debemos sin ambages a este gran Albinoni.
En su época, el Barroco, Tomaso Albinoni era mucho más apreciado como compositor de ópera, pero, actualmente, se le conoce sobre todo por su música instrumental.
La versión que les ofrezco es del año 2013, cuando el oboísta Pijus Paškevičius tenía diez años. Es una presentación en en Vilna, la capital de Lituania.
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