«Aída» (a veces escrito Aïda; del árabe عايدة, nombre femenino que significa "visitante" o "que regresa") es una ópera en cuatro actos con música de Giuseppe Verdi (1813 - 1901) y libreto en italiano de Antonio Ghislanzoni basado en la versión francesa de Camille du Locle de la historia propuesta por el egiptólogo francés Auguste Mariette.
La historia nos cuenta que Verdi recibió del Jedive de Egipto, Ismail Pachá, el encargo de componer una ópera, de ambiente egipcio, para que su estreno coincidiera con los fastos de la inauguración del Canal de Suéz. Sin embargo, nuestro compositor declinó la petición arguyendo que no escribía «piezas ocasionales». La apertura del Canal tuvo lugar el 17 de noviembre de 1869 y se presentó la ópera, también de Verdi, Rigoletto (1851). Sin embargo, como vulgarmente se dice, a Verdi le quedó el gusanito y compuso «Aida»
Aída fue estrenada, sin la presencia de su autor, en el Teatro de la Ópera del Cairo, un año mas tarde, el 24 de diciembre de 1871. La representación fue grandiosa, como detalle citaremos que la corona que ceñía Amneris era de oro macizo y las armas de Radamés de plata. Fueron sus protagonistas Antonietta Pozzoni (Aída), Pietro Mongini (Radamés), Eleonora Grossi (Amneris), Francesco Steller (Amonastro), el foso estaba dirigido por Giovanni Bottesini.
Dos meses mas tarde se estrenó, con la presencia de su autor, en el Teatro de la Scala de Milán, el 8 de febrero de 1872. El papel de Aída fue cantado por Teresa Stolz (1834 – 1902) que tanta influencia tendría a lo largo de la vida de Verdi. Constituyó un éxito clamoroso y el maestro tuvo que salir a saludar 32 veces. En esta versión de la Scala, que ha quedado como definitiva, Verdi le añadió la famosa aria para soprano O patria mia.
La acción de la ópera tiene lugar en Menfis y en Tebas en tiempo del poder de los faraones del Imperio Nuevo de la dinastía XIX o XX y el argumento es sencillo: Aída, una princesa etíope, es capturada y llevada a Egipto como esclava. Un comandante militar, Radamés, lucha al dividirse entre su amor por ella y su lealtad al Faraón. Para complicar la historia aún más, Radamés es objeto del amor de la hija del Faraón, Amneris, aunque él no corresponde a sus sentimientos.
Esta ópera se ha adaptado para el cine en diversas ocasiones, destacando una producción de 1953 que protagonizaron Lois Maxwell y Sophia Loren, y una producción sueca de 1987. En ambos casos, los actores protagonistas hacían play-back con grabaciones de verdaderos cantantes de ópera. La historia de la ópera, aunque no su música, se usó como base de un musical del mismo nombre de 1998 escrita por Elton John y Tim Rice.
La «Marcha triunfal» (la parte más reconocible de la ópera, que es parte del segundo acto) es una de las músicas más utilizadas por las «aficiones» —en fútbol y otros deportes— para corear a sus equipos. De esta parte, se han creado innumerables versiones, algunas con nuevas tecnologías (percusiones electrónicas) fieles a la original, pero con sonidos del siglo XXI, actualmente utilizado para ceremonias de graduación de estudiantes.
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