martes, 7 de febrero de 2012

Cápsula Bíblica 358

La teología católica nos enseña que el proceso de composición de los libros sagrados fue un proceso divino-humano en el que Dios y el autor humano intervinieron cada uno con la propia potencialidad creativa, de modo que, si por una parte Dios se debe considerar ‘Autor’ de la Sagrada Escritura, lo es en cuanto que inspira a los autores humanos: «Dios, actuando en ellos y por medio de ellos, hizo que éstos escribieran, como verdaderos autores, todo y sólo lo que El quería», según la fórmula adoptada por el Concilio Vaticano II (cf DV 11).

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