lunes, 4 de marzo de 2013

Cápsula Bíblica 748

Para muchos, el «profeta» es una persona que predice el futuro. Pero no es así como lo entiende la Biblia. El término tomó sentidos diversos a lo largo de los siglos; y hay diversas palabras hebreas para designar al profeta. Poco a poco prevaleció la imagen del profeta como un hombre lleno del Espíritu de Dios, que a la luz de la fe, ve la situación en que vive, anuncia la palabra de Dios y denuncia el pecado. En esta línea, ser profeta no es en la Biblia una profesión ni un cargo oficial: es un encargo, una vocación, muchas veces en conflicto con instituciones y autoridades, como podemos leer en los diferentes libros proféticos de la Sagrada Escritura.

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