Varios comentaristas han rastreado la intensidad de esta sinfonía directamente hasta sus sentimientos respecto de la guerra. Si bien Nielsen negó todo intento de programa, la confrontación hostil de los opuestos dentro de la sinfonía es innegablemente bélica. La estructura singularmente poderosa de la sinfonía proviene directamente de la interacción de la simplicidad de tipo folclórico y el estilo sinfónico intensamente disonante de los años de Nielsen posteriores a la guerra, pues todas sus composiciones post-guerra son diferentes a las que había escrito anteriormente; estas tienen más intensidad y fuerza, con una constancia especial en el uso de las percusiones.
Esta sinfonía está creada en una forma singular, apropiada a la idea dramática de la obra, pero diferente de la estructura de las sinfonías más comunes. La Quinta de Nielsen explora la confrontación de dos estados de ánimo, dos personalidades, dos estéticas: la consonante armónica y tranquila frente a la disonante, contrapuntística e intensa.
El compositor Robert Simpson, en su libro titulado "Carl Nielsen, Sinfonista", considera que la Quinta Sinfonía expresa el conflicto del hombre, en el que sus instintos progresistas y constructivos están en guerra con otros elementos (también humanos) que lo confrontan con la indiferencia o la oscuridad total. Simpson palpa que Nielsen descubrió que podía reflejar este drama de mejor modo en una obra de solo dos movimientos, el primero de los cuales debe contener el enigma del conflicto mismo y el segundo, ser un final que se elevaría desde las cenizas en un gran manantial de energía generadora. Incluso este final no está libre de dificultades, pero demuestra ser definitivamente irresistible.
Así, esta obra, elaborada en dos movimientos, tiene una fuerza y una particularidad que radica fundamentalmente en el desarrollo progresivo de un lenguaje musical moderno de contraste y oposición temática. Con enorme habilidad contrapuntística, Nielsen consigue enlazar amplios bloques sonoros logrando un efecto verdaderamente atractivo e incluso en muchos momentos verdaderamente sorprendentes llegando incluso a establecer un ambiente sonoro turbador. Sus frases musicales están dispuestas en amplios bloques sonoros, en cierto modo a la manera de Bruckner, con un estilo casi coral, amplio y poderoso. La pieza está marcada por las sorpresas, las maravillosas contraposiciones intrumentales, la imprevisibilidad de su evolución, el marcado ritmo obstinado salpicado de elementos disonantes en las cuerdas, maderas, metales y percusión —elementos que son hábilmente puestos en una bella confrontación—. Los bellísimos pasajes de las cuerdas constituyen uno de los puntos más impresionantes de la obra. Escritos con una genial habilidad melódica se exponen y desaparecen mágicamente en el devenir del desarrollo musical y son contrapuestos a los finos matices añadidos por las maderas y la percusión. En esta sinfonía Nielsen utiliza las percusiones de un modo sin precedentes y es por eso precisamente que recomiendo escucharla. Es que muchos saben que me encantan las percusiones.
Bañada por una atmósfera inestable y opresiva que proyecta un discurso que parece remitir a la aún reciente Guerra. La estructura de esta pieza impresiona por el uso constante de la oposición entre elementos líricos y dramáticos, una lucha constante de opuestos en la que una ya célebre figura rítmica de la caja asume un decidido papel desestabilizador.
Tal vez algunos recuerden esta Sinfonía de Nielsen en los tiempos de aquella famosa y tremenda guerra del Golfo. Algunos reportajes de la misma eran acompañados de esta sintonía con un cierto aire árabe en sus notas con la cuerda, con los timbales y la caja. Vale la pena escucharla sin hacer mucho caso de la historia, que dice que no tuvo una buena acogida global en sus primeras interpretaciones ni en el mercado de las grabaciones tuvo mucho éxito. Fue hasta 1950 que no hay registro en vivo y su popularidad internacional no se alcanzó hasta el soberbio registro de Leonard Bernstein con la Filarmónica de New York en 1962.
Nielsen : Symphony No.5 op.50
Herbert Blomstedt
San Francisco Symphony:
Carl Nielsen (1865-1931)
Symphony No.5 op.50
Paavo Järvi
Royal Concertgebouw Orchestra
Concertgebouw, Amsterdam, 17 4/2004:
Symphony No.5 op.50
Paavo Järvi
Royal Concertgebouw Orchestra
Concertgebouw, Amsterdam, 17 4/2004:
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