En el año que estamos comenzando celebramos el centenario del nacimiento de Thomas Merton. Thomas nació el 31 de enero de 1915 en Prades, Francia, vivió los primeros años de su vida en Europa y fue escritor durante toda su vida, incluso y por supuesto luego de haber recibido la vocación a la vida consagrada y adoptar la forma de vida trapense de silencio y retiro. En 1941, luego de convertirse al catolicismo, y experimentar una creciente conversión ingresó en el monasterio trapense de Getsemaní, en Kentucky. Se ordenó sacerdote en 1949 y adoptó el nombre de padre Luis. Sus libros, especialmente su autobiografía, le hicieron famoso. Con sus libros ayudó a mucha gente a conocer o a redescubrir el camino de Dios. Está considerado como uno de los escritores sobre espiritualidad más influyentes del siglo XX. Su autobiografía “La montaña de los siete círculos” fue el libro que lo lanzó a la fama.
Su profunda amistad con Dios lo mantuvo siempre al tanto de los grandes problemas sociales de su tiempo sin apartarse nunca de Dios. Merton simpatizó con fenómenos modernos como el movimiento pacifista, el movimiento de los derechos civiles y el renacimiento litúrgico, y estuvo en contacto con personas de diversas creencias religiosas. Murió a causa de un absurdo accidente en Bangkok, Tailandia, mientras asistía a una conferencia de abades benedictinos. El 10 de diciembre de 1968, en una conferencia ecuménica en Bangkok, mientras tomaba un baño para refrescarse del día cálido, se resbaló en la bañera, tocó un ventilador eléctrico y se electrocutó.
A través de su intensa correspondencia, este hombre, lleno de Dios, logró mantener un contacto ininterrumpido con personas de todas partes, a pesar de distancias geográficas, estrictas reglas monásticas, y regímenes políticos opresivos. Totalmente presente al mundo polarizado y en tensión que había perdido la capacidad de escuchar al otro, a la vez que ermitaño retirado del Monasterio de Getsemaní, Thomas Merton abre aquí en el libro que recomienda leer esta semana, un diálogo con las voces que expresaron en una época de división, violencia y secretos, el lazo común de unión que los convocaba a todos a la palabra y la acción era el coraje para amar la verdad y buscar establecerla. Sus cartas, que por expreso deseo de Merton no se publicaron hasta 25 años después de su muerte, revelan la intensidad de su compromiso con el movimiento por los derechos civiles, la justicia social y el diálogo interreligioso. Desde 1972, el Thomas Merton Center de Pittsburgh concede el Thomas Merton Award, un premio a las iniciativas por la paz.
«CARTAS A ESCRITORES» nos presenta al padre "Luis" como lo llamaban sus hermanos del Monasterio. El hombre que a pesar de que como monje, escribía tras los muros de Getsemaní (su Monasterio), nunca se alejó del mundo, comprendiendo plenamente aquello que Cristo decía: «estar en el mundo sin ser del mundo» (Jn 15,19; 17,14.16).
En el libro podemos ver cómo Merton escribió apasionadamente sobre dinámicas y acontecimientos controvertidos del siglo XX, incluyendo la guerra de Vietnam, la industrialización, la era de la tecnología nuclear y los medios de comunicación de última generación en aquel entonces.
Leyendo este libro uno se da cuenta de que el hombre y la mujer de Dios son almas pacíficas y pacificadoras cuya voz, cuando hablan o escriben, es desafiante y apremiante.
Hay algo más que me pareció interesante al leer el libro. El traductor del libro al español, Miguel Grinberg, esun escritor y poeta que mantuvo correspondencia con Thomas Merton a partir de los años 60, luego de ser invitado por el mismo Merton a visitarlo en el Monasterio de Getsemaní, en Kentucky.
"Cartas a escritores",
Ed. Lumen,
Buenos Aires, 2005,
374 páginas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario