Hoy traigo para mis 10 seguidores algo distinto: Música de Pierre Boulez (Montbrison, 26 de marzo de 1925), un compositor, pedagogo y director de orquesta francés cuya influencia es muy notable en el terreno musical e intelectual contemporáneo. Quiero compartir con ustedes su obra: «Structures I & II».
En la música de Boulez —no solamente en esta obra que hoy presento— la oposición entre tiempo continuo (subdivisiones irregulares del pulso) y tiempo discontinuo (rápidas y regulares estructuras rítmicas aditivas de valor métrico indivisible) dieron origen, en su último período creativo, a una tercera posibilidad: un metro regular pero flexible con zonas en las que el pulso es suspendido por medio de un extensivo uso de la ornamentación. Una cuestión sumamente novedosa en la música clásica contemporánea.
Eventualmente influido por su larga experiencia como director, los trabajos escritos después de 1981 comparten como característica común el logro de una gran fluidez y libertad rítmica a través de una muy compleja organización de texturas pero de gestos instrumentales individuales comparativamente simples que cautivan.
Sus composiciones son cada vez más habituales en los programas de conciertos, sus versiones orquestales se sitúan con frecuencia en el terreno de las referencias y sus ensayos escritos o clases magistrales son imprescindibles para comprender el mundo de la música de una manera más lúcida. Esta triple condición de compositor, director de orquesta y divulgador culto distingue a Pierre Boulez en nuestra sociedad y lo hace homologable a algunos de los genios del Renacimiento, irradiando permanentemente su sabiduría sin perder en ningún momento la sencillez.
En esta obra Boulez controla perfectamente distintos parámetros musicales con base en las permutaciones de una serie original de doce números. Los parámetros a los que recurre son la altura, ritmo, dinámica y ataque. En cuanto al ritmo, la primera nota tiene valor de fusa, y a cada nota siguiente añade el valor de una fusa, de modo que cada nota de la serie va teniendo una duración más larga. Del mismo modo, se establece una altura, una dinámica y un ataque distintos para cada una de las doce notas de la serie. Así, prácticamente la mayor parte de las posibilidades creativas están determinadas desde la serie original, casi automáticamente. En sus composiciones posteriores, Boulez desarrolló una técnica mucho menos rígida, sin tantas predeterminaciones, flexibilizando su técnica serial, por eso es importantísimo escuchar esta obra para entender toda su música que no es mucha. Boulez ha compuesto pocas obras, no llegan a treinta, pero casi todas son obras maestras y casi todas works-in-progress sobre las que ha vuelto una y otra vez para presentarlas en diversos estados.
La música de «Structures I & II» para dos pianos (1951, 1956) es una cumbre del arte occidental y un estandarte de la modernidad
Pierre Boulez no es solo un gran compositor. Pensador respetado, hombre clave de política cultural francesa, para el gran público es, sobre todo, un director de orquesta innovador que dirige sin batuta, con las palmas extendidas y los dedos bien juntos (incluido el pulgar), cortando el aire en golpes de cuchillo tranquilos y exactos, y que produce versiones limpias y precisas. Su sobriedad perfecta puso en evidencia a quienes dirigen a base de caritas, bailes y golpes de melena. Hizo buena carrera: sucedió a Bernstein en la Filarmónica de Nueva York y a Sir Colin Davis en la BBC y dirigió en Bayreuth una Tetralogía muy comentada.
Les invito a escuchar«Structures I & II» para dos pianos:
Aquí les dejo un video de Boulez dirigiendo "Le Tombeaus de Couperin" de Maurice Ravel, una obra que comentaré el próximo Domingo. Es solamente para que vean cómo dirige:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario