domingo, 19 de agosto de 2018

La «Sinfonía Nº 1 en la bemol Op. 55»... Una de las dos sinfonías completas de Edward Elgar

Edward Elgar (1857-1934) nació en Broadheath, cerca de Worcester, en el condado de Worcestershire, situado al sur de Birmingham, el 2 de junio de 1857. Su padre Wiliam Elgar tenía una tienda en la High Street de Worcester donde vendía partituras e instrumentos musicales. Su madre Ann se había convertido al catolicismo poco antes del nacimiento de Edward, por lo cual fue bautizado como católico romano. A los pocos años la familia se trasladó a vivir a Worcester y el pequeño Edward aprendió sus primeros conocimientos musicales los adquirió en su entorno familiar. Dejó la escuela a los quince años y tuvo que trabajar como auxiliar de un abogado, pero un año después empezó a tomar clases de piano y violín. Cuando tenía 22 años tomó el puesto de director de la banda de un Asilo del condado de Worcester en Powick. Y para ellos compuso mucha música de baile que de él se conserva. 

La «Sinfonía Nº 1 en la bemol» Op. 55 fue compuesta entre el verano de 1907 y el otoño de 1908. Se estrenó el 3 de diciembre de 1908 y fue dirigida por Hans Richter a quién estaba dedicada. Al parecer esta obra fue empezada años atrás como una sinfonía programática, en honor al General Charles Gordon, muerto en 1885 en Karthoum durante las maniobras para la evacuación del Sudán, ocupado por los rebeldes. Pero Elgar nunca habló de un programa para la obra. La obra —una de sus dos sinfonías completas— fue muy bien recibida en su estreno y se interpretó mas de cien veces el primer año, conservándose en el repertorio hasta nuestros días. Algunos la consideran como la primera sinfonía de cierta categoría escrita en Inglaterra. Esta orquestada para tres flautas, piccolo, dos oboes, corno inglés, dos clarinetes, clarinete bajo, dos fagots, contrafagot, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba, timbales, percusión con dos tambores y platillos, dos arpas y la cuerda habitual.

El primer movimiento, andante, nobilmente e semplice, allegro, empieza en forma de una solemne marcha lenta, escrita al parecer, como homenaje al General Gordon. Este tema será un motivo recurrente en la obra. 

El segundo movimiento, allegro molto, correspondiente al scherzo, empieza con un tema nervioso en los primeros violines que pronto da lugar a una marcha, con un aspecto un poco siniestro, acompañada después por fuertes golpes de la percusión, lo cual realmente estaba pensado para su homenaje al General fallecido. 

El tercer movimiento, adagio, nace del motivo del scherzo, interpretado por la cuerda. Este tema va aumentando durante la exposición, expuesta por la cuerda dividida. El metal en sordina cierra este delicado movimiento que arrancó a los ingleses un fuerte aplauso el día de su estreno.

El último movimiento, lento, allegro, empieza con una introducción lenta, de carácter sombrío, seguida del primer tema del allegro, un motivo sobriamente violento. El tema principal de la obra reaparece, primero tímidamente, pero va creciendo con solemnidad y nos lleva hacia el climax presentado en la coda.

Les invito a que escuchen y disfruten de esta, considerada como una de las mejores obras inglesas. Elgar, fuerte, tierno, simple, con una simplicidad criada de expresión inevitable nos deja una obra de rara belleza, sensibilidad y humanidad, un trabajo comprensible para todos. ¡Escuchen y juzguen!

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