Kenneth Leighton (1929–1988), el conocido compositor británico, escribió su primer trabajo para violonchelo en solitario como estudiante de veinte años en The Queen's College, Oxford. Terminada en la víspera del Año Nuevo de 1949, la pieza era una sonata en tres movimientos en fa menor y, aunque desafortunadamente no permaneció intacta, fue el origen del primer trabajo en este rubro.
La «Elegía para violonchelo y piano, op. 5», es un trabajo compacto, redondeado y tierno. Como compositor, uno de sus mayores atributos fue su intenso lirismo y la calidad particular del violonchelo, que le permite usar esta faceta con gran efecto.
En el momento de esta composición, el lenguaje musical de Leighton se basaba en las cualidades pastorales de la música inglesa de principios del siglo XX, que era bastante frecuente en Oxford en ese momento.
Esta «Elegía para violonchelo y piano, op. 5», está impregnada de las cualidades de la música inglesa y los compositores que Leighton nombró como influencias tempranas en su música, todos aparecen de alguna manera en esta música, a saber, y entre otros, Ralph Vaughan Williams, Gerald Finzi y Herbert Howells.
Después de este trabajo inicial para el instrumento, Leighton continuaría escribiendo para el violonchelo de forma regular, con una gran cantidad de composiciones que incluyen el instrumento en varias formas: como un instrumento solista, con el piano, en un concierto, en varias permutaciones de cámara, así como, inevitablemente, dentro de una orquesta. La mayoría de las obras de Leighton han sido grabadas y están disponibles comercialmente en CD, aunque quedan algunas excepciones notables.
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