martes, 27 de septiembre de 2011

Cápsula Bíblica 225

La lectura de la Biblia es, con la Sagrada Eucaristía, el alimento insustituible del hombre y la mujer que quieran ser personas de oración. En la Biblia, además de los salmos, hay otros muchos textos que son hermosas plegarias que se elevan a Dios. Basta ver la oración de Salomón en Primera de Reyes 8,22-53, o la de Ezequías en Isaías 38,10-20; la de Jeremías en el libro de las Lamentaciones 5, o la de los tres jóvenes hebreos en Daniel 3,52-90. Las oraciones de la Biblia, saboreadas en privado, nos preparan eficazmente para la oración comunitaria y celebrativa de la Liturgia. El beato Juan XXIII escribió en su diario: "La Santa Liturgia y la Sagrada Escritura me proporcionan precioso alimento para el alma". 

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