Sabemos que Bach no fue el primero en escribir para violonchelo solo, los primeros intentos de independencia del violonchelo se encuentran en Italia en obras de Domenico Gabrielli (1659-1690) y de Giovanni Battista Degli Antoni (nacido hacia 1660). Pero podemos decir que Bach inventó realmente un estilo propio para el violonchelo que desplazaría al de la viola da gamba.
No se conoce la fecha exacta de la composición de las seis Suites para violonchelo solo. No existe manuscrito autógrafo de estas piezas, sino varias copias debidas a Anna Magdalena, segunda esposa de Johann Sebastian, a Johann Peter Kellner, organista y amigo de Bach, y a Westphall. La primera edición impresa de estas Suites es de 1825, en la casa Probst de Viena, bajo el título de Seis sonatas o estudios para violonchelo solo. El término de «estudios», ya aplicado a las sonatas y partitas para violín solo en sus primeras ediciones, es utilizado por fines tanto comerciales como pedagógicos.
De entre estas composiciones hay que destacar que la Suite nº 5 (BWV.1011), que existe en versión de laúd transcrita por el propio Bach (BWV.995), está destinada a un violonchelo ''scordato". El Scordato es una forma diferente de la habitual de afinar las cuerdas del violonchelo. En el caso de esta Suite, la primera cuerda (la) está afinada un tono por debajo de lo normal (sol).
La Suite nº 6 (BWV.1012) fue escrita para un instrumento de cinco cuerdas que durante mucho tiempo fue descrito como si fuera la "viola pomposa", y cuya invención se atribuía sin razón a Bach. Más aguda que las otras cinco suites, sin duda ésta fue pensada para un violonchelo piccolo de cinco cuerdas (de aguda a grave: Mi, La, Re, Sol, Do). Esta suite es la más difícil de tocar en un violonchelo normal.
Las Suites para violonchelo solo, responden todas a la forma de la suite de danzas, introducida por un preludio. El parecido de su estructura con la de las Suites inglesas para clave hace suponer que estas dos series de suites son de la misma época. Como los preludios de las Suites inglesas, los preludios de las suites para violonchelo son todos completamente diferentes entre si, tanto por su estilo como por su forma. Las danzas son generalmente piezas alegres y las sarabandes conservan siempre su carácter intensamente expresivo.
Es maravilloso percibir que Bach utilizó todos los registros del violonchelo habituales en su época. El uso de dobles cuerdas era poco frecuente; pero Bach consiguió dar la impresión de contrapunto en un instrumento de arco sin bajo continuo. Alberto Basso describe la escritura de Bach como la "apología del momento «lineal» del contrapunto, la exaltación de una concepción particular de la polifonía".
Les propongo ver y escuchar las seis suites interpretadas por el virtuoso ruso Misha Maisky para darse cuenta de la cantidad de energía física que estas obras demandan, cosa que es algo inusual. Aquí tienen ustedes más de dos horas y media dedicadas a estas monumentales construcciones musicales en las que podrán ver y oír a la vez disfrutar y apreciar el despliegue físico de Maisky, especialmente ilustrativas para quienes gustan del «chelo».
Aquí el video del preludio de la suite No. 1
No hay comentarios.:
Publicar un comentario