«DON CAMILO, PEQUEÑO MUNDO», es un libro compuesto por casi cuarenta relatos, los cuales tienen lugar en un pedazo de la llanura del Po, en un lugar llamado Plasencia, y transcurren aproximadamente entre diciembre de 1946 y el mismo mes del año siguiente. Las historias se tejen en torno a situaciones distintas, por ejemplo, la visita del obispo al pueblo, las huelgas que organizan campesinos y obreros, la construcción de un jardín-oratorio, etcétera; sin embargo, todas ellas coinciden en un punto y es el hecho de que involucran, de algún modo, a don Camilo (El Cura del Pueblo) y Pepón (El señor alcalde), quienes se enzarzan en luchas verbales y hasta físicas, promoviéndose intrigas y buscando salir victoriosos en cada oportunidad.
Esta semana recomiendo un libro que se lee de principio a fin con una risa permanente, un ejemplo de equilibrio — me atrevería a decir, bastante perfecto— entre comicidad y ternura. Es una novela cómica que va mucho más allá de la caricatura. A aquellos que ya la hayan leído, una relectura les permitirá volver a disfrutar las chispeantes, ingeniosas y frescas conversaciones entre el inolvidable cura y su antagonista, el comunista Pepone. Y los que se enfrentan por vez primera a estos diálogos se encontrarán con la quintaesencia del humor italiano en estado químicamente puro; un humor que les asaltará desde un rincón, siempre inopinado. Les ocurrirá aquello que Borges decía de Chesterton, que "en cada página habita una felicidad".
Lo leí, pro primera vez hace veinticuatro años, cuando me lo regalaron las hermanas Misioneras Clarisas de la Casa de Arandas, Jalisco con ocasión de mi ordenación y con una dedicatoria que rezaba: "Alfredo, perdón, padre Alfredo: Recuerda que nunca falta un Pepón a quien se quisiera apalear... pues cuando tú encuentres a uno de esos, ve como Don Camilo y pregúntale al Cristo si puedes hacerlo y no te escondas cuando apalees a alguien sin permiso". Confieso que aunque lo haya leído muchísimas veces, me sigue provocando carcajadas de las que muchos de ustedes me conocen.
Lo que va descubriendo el lector de Don Camilo a medida que se adentra en el universo propuesto por Giovani Guareschi, el autor, es que, más allá de la rivalidad de los personajes que no es aparente y que en realidad existe, estos llegan a alvanzar un alto nivel de comprensión mutua. Un poco al modo como se afirma que en las batallas el punto que jamás debe perderse de vista es el respeto hacia el enemigo, don Camilo y Pepón son dos hombres que casi siempre están en desacuerdo, que con todas sus fuerzas siempre tiran hacia su lado, pero que también abonan la inteligencia, el ímpetu, el temperamento e, incluso, la credibilidad del contrincante.
Me encanta volver a leer «DON CAMILO, PEQUEÑO MUNDO» en esto tiempos del Papa Francisco, porque si un cura y un comunista pueden coincidir en lo esencial, que es el hombre, todo lo otro puede orientarse en el mismo sentido, el sentido del amor, de la tolerancia, de la compresión, como mucho señala el Papa actual.
Dijo alguna vez Nietzsche que toda ciencia, en el fondo, no es más que un matiz de la realidad, y esto también puede decirse a propósito de los credos y las ideologías, porque lo único en lo que ya no puede dejar de coincidirse es en este hecho complejo y tenaz de estar vivos, de ser hombres que hacen como mejor pueden lo que les corresponde. La guerra, si ha de haber una, debe declarársela al egoísmo, a la impunidad y al miedo, que tanto daño hacen a la sociedad de hoy. En PDF lo he encontrado solamente en inglés, pero en español es fácil conseguirlo. ¡A leer y a reir se ha dicho!
Giovanni Guareschi,
"Don Camilo, pequeño mundo",
Ed. Latino Americana, S.A.
México 1965
268 páginas.
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