viernes, 25 de marzo de 2016

Cápsula Bíblica 1862

El Espíritu Santo iluminó la inteligencia de diversos autores a lo largo de miles de años, de manera que pudieran concebir todo aquello que Dios quería que escribiesen en la Biblia y sólo eso. La inspiración divina movió de modo infalible la voluntad de cada uno de estos escritores sagrados, sin coaccionar en modo alguno su libertad, para que pusieran por escrito lo que tenían en su inteligencia. La inspiración divina asistió a cada uno de ellos a la hora de emplear el lenguaje y las expresiones correctas.

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