Lo mismo que la voz humana, la percusión puede ser considerada el primer instrumento musical, las manos fueron sin duda los primeros instrumentos musicales. Muchos son los que saben cómo me gustan las percusiones, esta familia esencial para la música, clásica o no, cuyo principio consiste en hacer sonar un objeto al golpearlo y que se divide en instrumentos de dos categorías: aquellos en los cuales la altura del sonido es fija e indeterminada (castañuelas, caja clara…) y aquellos que emiten sonidos de diferente altura (timbales, xilófono).
En el siglo veinte, innumerables compositores han escrito obras exclusivamente para instrumentos de percusión, como Carlos Chávez (1899-1978) con su «Tocata para instrumentos de percusión»; Maurice Ohana (1914-1992) y su obra «Cuatro estudios coreográficos»; Iannis Xenakis (1922-2001) escribió «Pléyades»; Edgard Varése (1883-1965) dio vida a «Ionisation».
Philip Glass (Baltimore, Maryland, 31 de enero de 1937) es un compositor estadounidense de música minimalista que ha compuesto también una obra para percusiones que es la que hoy quiero compartir. Se trata de «Concierto Fantasía para para dos timbaleros y orquesta», una obra que Glass compuso en el año 2000, invitado por el timbalero Johanthan Haas, quien lo estrenó con la Orquesta Sinfónica de América en el Lincoln Center de Nueva York.
Desde entonces esta composición se ha interpretado en diversas ocasiones por todo el mundo a pesar de la compleja partitura y de que para interpretarse necesita de un total de doce timbales lo que marca su potencia y complejidad, además del acomodo que deben de tener, porque deben estar en dos grupos situados al frente de la orquesta —separados por el director— con la dificultad añadida de que ha de ser interpretada por ambos timbaleros como si uno solo utilizara los doce timbales al mismo tiempo.
De corte cinematográfico —como mucha de la música de Glass—, es una obra de gran viveza y dinamismo con una duración aproximada de 30 minutos. Está divida en tres movimientos y una cadenza. La obra arranca con una rápida exposición del material temático recorriendo brevemente un amplio abanico de tonalidades que se suceden a lo largo de todo el concierto con una belleza excepcional.
Muchos estudiosos de la música aseguran que esta creación es una de las más interesantes aportaciones a la percusión desde que en 1675 Jean Baptiste Lully decidiera incluir los timbales en una orquesta. Philip Glass nos ofrece una obra diferente de las que le conozco y en la que logra sacar otro sonido a los timbales, es un concepto distinto que no nos podemos perder:
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