El Concierto para orquesta (Sz. 116, BB 123), es una composición musical para orquesta sinfónica en cinco movimientos que fue escrita por el compositor húngaro Béla Bartók (1881-1945) en el año 1943. Y, aunque no he comentado nada de ella, es una de las obras más conocidas y más populares de Bartók.
La obra combina elementos de música culta occidental y música folclórica, especialmente húngara, y se aparta de la tonalidad tradicional, a menudo mediante el uso de modos tradicionales y escalas no convencionales. Consta de cinco movimientos, y debe su nombre a que con frecuencia un instrumento (o un grupo de ellos) se opone, como solista, a la orquesta. Esta composición de Bartók es quizá la más conocida de las obras que llevan el contradictorio título de «Concierto para orquesta». Esto contrasta con la forma convencional del concierto, que cuenta con un instrumento solista y acompañamiento orquestal. Bartók, dijo que denominó a esta pieza «concierto» en lugar de «sinfonía» por la forma en que cada sección de instrumentos se trata de una manera solista y virtuosa.
Los últimos cinco años de su vida los pasó Bartók en los Estados Unidos. No fueron años muy productivos. Tampoco felices. Los dos primeros años no escribió nada y a partir de 1942 su salud se debilitó repentinamente, luego empeoró y el maestro parecía no poder recuperse. Pero en mayo de 1943, el encargo del Concierto para Orquesta por parte de un director ruso lo volvió a la vida. La música volvió a fluir otra vez, hasta 1945, año que marcó un punto culminante. Lamentablemente, ya quedaba poco tiempo.
Disfruten de la excelente dirección de Andrés Orozco-Estrada —a quien me ha tocado dirigir a la Orquesta Sinfónica Nacional— de la Frankfurt Radio Symphony para interpretar esta fastuosa música.
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