Los seis «Quintetos para cuarteto de cuerdas y una segunda viola», forman un pequeño corpus de singular significación en el arte de Wolfgang Amadeus Mozart (Salzburgo, 27 de enero de 1756-Viena, 5 de diciembre de 1791). Al igual que la quinta voz en motetes y madrigales de los siglos XVI y XVII, el quinto instrumento añadió a la formación reina de la música de cámara una dimensión nueva en profundidad de pensamiento y calidad de textura. Permite mayor variedad en los diálogos y nuevas e ingeniosas combinaciones en armonía y contrapunto.
En el caso de Mozart, los quintetos nos permiten además seguir paso a paso la evolución de su arte desde los 17 años hasta su madurez. Dos de ellos son obras muy finales, y uno —el KV 614— fue terminado poco antes de su muerte, como el Requiem o La clemenza di Tito; pero disponemos del punto de referencia de sus años en Salzburgo (el primero de los Quintetos, el KV 174), el de sus primeros años vieneses (Serenata en Do menor KV 388, transformada luego en el Quinteto KV 406,), y el su plena actividad en la capital del Imperio (los KV 515 y 516). No cabe más en menos.
El Quinteto para cuerdas n.º 5 en re mayor, K. 593, fue escrito por en el año de 1790. Como todos los quintetos de cuerda de este espléndido compositor, se trata de una obra escrita para lo que se conoce como «quinteto con viola», ya que la instrumentación consiste en un cuarteto de cuerda más una viola adicional (es decir, dos violines, dos violas y un violonchelo).
La composición es hermosa, gira entre la calma y la gran armonía de Mozart y uno no se cansa de escucharlo. Consta de cuatro movimientos: I. Larghetto - Allegro, II. Adagio, III. Menuetto: Allegretto y IV. Allegro.
Disfrútenlo:
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