domingo, 7 de julio de 2019

«Sinfonía nº2 en Re mayor, op. 36»... de Ludwig van Beethoven

Hoy hablo de la «Sinfonía n.º 2 en re mayor, op. 36», de Ludwig van Beethoven (Bonn, Arzobispado de Colonia, 16 de diciembre de 1770​-Viena, 26 de marzo de 1827). Una obra que fue escrita entre 1801 y 1802 con una duración aproximada de treinta y seis minutos y dedicada al príncipe Lichnowsky, uno de los partidarios aristocráticos más importantes de Beethoven.

Algunas de las composiciones musicales de Beethoven, todas antes de 1806, fueron dedicadas a este singular personaje con el que Beethoven terminó peleado. A él le dedicó «Tres tríos de piano, Opus 1» (en 1793), «Nueve variaciones para piano en "Quant'è più bello" de la ópera «La Molinara» de Giovanni Paisiello, para piano solo, WoO 69» (en 1795), La «Sonata para piano en do menor, Opus 13, "Pathétique"« (1798), La «Sonata para piano en un piso, Opus 26» (1801) y  la Segunda Sinfonía (1802) que hoy me gozo de compartir.

Esta bella obra está considerada como la última composición del estilo temprano deBeethoven y fue compuesta cuando Beethoven comenzaba a experimentar síntomas de sordera. La composición de esta sinfonía fue escrita principalmente durante el periodo en el que Beethoven se dio cuenta que no había vuelta atrás a su sordera y no que era algo que no tenía cura. Beethoven se llenó de tristeza al darse cuenta que la enfermedad silenciosa le llevaría a una sordera que no tendría solución.

A pesar de la situación caótica el músico, en lugar de escribir una pieza triste, Beethoven se echó a cuestas la tarea de crear una obra llena de humor y alegría, tal vez por su propia lucha y sus ganas de no dejarse hundir; o tal vez por mantener mantener una conexión al pasado. Lo que sí es cierto es que en ella se empieza a escuchar parte de la energía que el alma puede gozar en sus siguientes sinfonías.

El mismo Beethoven dirigió esta sinfonía en su presentación. Fue estrenada el 5 de abril de 1803 en el Theater an der Wien de la capital austriaca, en uno de esos maratónicos conciertos llamados «Academias» en esa época. Y por cierto, las críticas fueron negativas y en general, de entrada a la gente no le gustó la obra. Pero más tarde, algunos conocedores de música vieron en ella la obra de un revolucionario y auguraron que estaría viva mucho después que mil piezas de moda.

Esta composición forma parte del grupo de las sinfonías ligeras del compositor alemán, ya que Beethoven, a lo largo de sus nueve trabajos sinfónicos, alternó una sinfonía de gran peso con otra de menor impacto. Así, tenemos que la primera de las nueve sinfonías beethovenianas es una categórica afirmación musical, en el sentido de que de alguna manera significa un paso más allá de las sinfonías de Haydn y Mozart. Siguió después esta Segunda, más ligera en intención y más transparente en textura.

Disfrútenla:

No hay comentarios.:

Publicar un comentario