jueves, 20 de agosto de 2015

Cápsula Bíblica 1644

A veces los hombres, también los cristianos, alejamos a otros de Dios con nuestra conducta desordenada, con nuestra falta de amor al prójimo, que es falta de amor a Dios. Y porque sufren, lloran, padecen persecución e injusticia y violencias de todo tipo, se sienten solos, como alejados de Dios. Creen que Dios está tan lejano, que no se acuerda de ellos. Se sienten pobres y marginados. Y lo son. Otras veces, son los propios hombres quienes se empobrecen y marginan, porque ponen su corazón en los bienes materiales, y éstos no les dan felicidad; se dejan llevar de las pasiones sin freno, y se convierten en esclavos. También ellos acaban alejados de Dios, a quien no sienten ya cercano a sus vidas y personas. La lectura, estudio y meditación de la Palabra de Dios abre nuevos horizontes para todos.

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