
A diferencia de Debussy, Bizet o Gounod, Ignacio no pudo acceder al Premio de Roma mientras fue alumno del Conservatorio de París entre los años 1866 y 1870, debido a su condición de extranjero. Pero ello no impidió que el primer año de su estadía se hiciese acreedor al Primer Premio en interpretación en piano, y dos años después, con el Primer Premio de armonía.
Luego de cuatro años de estadía en la prestigiosa institución, regresó a La Habana en 1870 cubierto de honores pues aparte de los premios ya anotados, había logrado un reconocimiento no menor entre renombrados colegas de la talla de Rossini, Liszt y Gounod.
Fernández compuso una ópera, Maledetto, y varias obras de cámara y zarzuelas, pero hoy es recordado principalmente por su obra para piano, en la que sobresalen sus populares 45 «Danzas Cubanas», cinco de las cuales les presento con la pianista cubano-canadiense Beatriz Boizán y luego dejo un video para escucharlas todas.
¡Disfruten!
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