Sabemos que si no hay conversión, no podremos tener sanación interior. El primer paso de la sanación que realiza Cristo es la liberación del pecado. “¡He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!'' Juan 1,29.
Si no empezamos por pedirle al Señor que perdone nuestros pecados, no lograremos siquiera aspirar a otras sanaciones. Primero tiene que desaparecer la causa mayor de nuestros males, los pecados que hemos cometido.
Muchos lectores han conseguido su sanación interior, han encontrado la solución de problemas, que parecían insolubles y han adquirido una nueva visión de sus vidas a la luz del amor de Dios.
Así mismo, en la actualidad muchos siguen buscando literatura sobre el tema porque es importante y de interés por tanto nos hemos puesto la tarea de publicar uno de los clásicos en este tema con la esperanza de que el amor y la paz del Señor reemplacen el odio y el miedo que tienen enfermos a tantos corazones y que por este medio pueda Él, ser glorificado y amado por todos.
La lectura de este libro será de una valiosa ayuda.
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