domingo, 17 de mayo de 2015

Cápsula Bíblica 1549

Todos, en la vida, somos probados en la fe. El Antiguo Testamento nos narra algunas pruebas por las que el pueblo elegido tuvo que pasar. Tal vez la mayor de todas las pruebas para el pueblo de Israel fue el desierto de Babilonia, del cual solamente regresó un pequeño resto fiel, un brote del tronco de Jesé. Durante ese tiempo el pueblo, a pesar del dolor y de la soledad, pudo comprobar que Dios no lo abandonó (Is 10,20-22) y de ese resto fiel se formó el nuevo pueblo de Dios (Sof 12,13) y, al regresar el resto de fieles, se renovó la Alianza del Sinaí (Neh 8,9-10 y 10,1).

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