jueves, 3 de noviembre de 2016

Cápsula Bíblica 2083

La sangre, en las Sagradas Escrituras, es la sede del principio vital, y este término se emplea como sinónimo de vida, tal como se ve en Sal 30 (29), 10. Por residir en ella la vida, en el Antiguo Testamento se prohibía comer la sangre de los animales, Gn 9, 4; Lv 3, 17; 7, 26; 17, 10; 19, 26; Dt 12, 16 y 23; 15, 23; por la misma razón, el Antiguo testamento asevera que toda sangre pertenece a Dios, sobre todo la del hombre, hecho a imagen y semejanza suya. Desde antes de la promulgación del Decálogo, estaba prohibido derramar sangre y hacerlo clamaba la venganza divina, Gn 4, 10-11. Incluso en el culto, la sangre debía derramarse alrededor del altar, como expiación, Lv 17, 11.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario