
La música se interpreta sin interrupción alguna durante todo el tiempo en el cual el compositor emplea toda la variedad cromática de la orquesta para transmitir las impresiones que le producen cada uno de los momentos vividos y los parajes atravesados en la ascensión de la montaña. Richard Strauss hizo en esta obra un uso extensivo del leitmotiv, asociando cada uno de los elementos presentes (la noche, el Sol, la lluvia...) a un tema musical.
Strauss consideraba esta pieza su más perfecto trabajo de orquestación y no se equivocó, pues así ha sido catalogada esta pieza alrededor del mundo. Los primeros esbozos proceden de 1911. En 1914, Strauss se dedicó con más intensidad a esta obra y, tras cien días de trabajo, la partitura quedó lista el 8 de febrero de 1915. Se estrenó, con la Dresdner Hofkapelle el 28 de octubre de 1915 en Berlín, dirigiéndola el propio compositor.
Como dato histórico, este fue el primer título de la historia de la música en ser grabado comercialmente en formato de disco compacto, por la Orquesta Filarmónica de Berlín dirigida por Herbert von Karajan en el año de 1981.
De acuerdo con lo que decía el propio compositor en sus especificaciones, se necesitarían al menos 107 músicos. Si se tienen en cuenta las recomendaciones acerca del refuerzo de algunas secciones en pasajes determinados, y si se cuenta con la orquesta fuera de escena, la plantilla recomendada sería de por lo menos 129 músicos.
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