domingo, 21 de enero de 2018

«La chica del tren»... Una novela que tiene que ver con la soledad

Como la gente —familia, amigos, parroquianos, etc.— saben que me gusta mucho leer, me hacer regalos de libros de todo tipo —y gracias a Dios porque si no estaría lleno de la Imitación de Cristo e Historia de un Alma, que me encanta leerlos pero los he leído miles de veces— incluyendo novelas de lectura ágil que saben que en el fondo tienen algún mensaje que me ayudará o me servirá para ayudar. 

Así llegó a mis manos y a mis ojos una novela de Paula Hawkins, que ciertamente no era para mí —y creo que para muchos— una novelista conocida. empecé a leer el libro en uno de esos momentos que la vida da para sentarse un ratito y me atrapó la historia de suspenso que la autora maneja con fluidez. La novela se centra en tres personajes femeninos, a las que Hawkins dota de personalidad, sentimientos, y muchos defectos, hasta el punto que piensas que si lo hubiese escrito un hombre, este sería un misógino —y me lo acaba de comprobar una gran amiga que lo acaba de leer—. A mi juicio los personajes masculinos que aparecen actúan más bien como de complemento, están menos realizados, y son mucho menos complicados que las protagonistas.

Sin estar a la altura de otras novelas del género de suspenso, Paula mantiene durante gran parte de la lectura el suspenso, la tensión y una cierta expectativa de lo que pueda suceder con frescura y amenidad, cambiando de repente un poco el giro de los acontecimientos. El final parece predecible, 

Rachel, la protagonista de la historia, es una mujer muy sola, ella toma siempre el tren de las 8:04 de la mañana —por cierto, el domingo tengo un vuelo... ¡a las 6:07 de la mañana!— y cada vez que aborda el tren, vive y ve lo mismo: el mismo paisaje, las mismas casas… y la misma parada en la señal roja. Son solo unos segundos en ese momento,, pero le bastan para observar a una pareja desayunando tranquilamente en su terraza. Siente como que los conoce y se inventa unos nombres para ellos: Jess y Jason. Su vida es perfecta, no como la suya. Pero un día ve algo. Sucede muy deprisa, pero es suficiente. ¿Y si Jess y Jason no son tan felices como ella cree? ¿Y si nada es lo que parece? Tú no la conoces. Ella a ti, sí...

La novela fue llevada al cine en 2016 con guión de Erin Cressida Wilson y dirigida por Tate Taylor,  pero yo no la ví y creo que me quedaré con el libro. En el cine tiene como protagonistas principales a Emily Blunt, Rebecca Ferguson y Haley Bennett.

Me parece una buena novela para disfrutar aunque no gane un premio y deja un testimonio que ayuda a ver de cerca la vida de quien vive solo o sola, sin el consuelo de Dios y experimentando la gran necesidad de sentirse involucrado en algo o con alguien. Tal y como ha dicho la autora en varias entrevistas: «Creo que es posible que alguien que se siente sola y aislada en una gran ciudad sienta que tiene cierta clase de conexión con la gente a la que ve todos los días (pasajeros, gente de las casas por las que pasa) sin que realmente haya nunca un contacto. Los extraños que se ven en el tren o que pasan por la calle son tan familiares que esta gente siente como si los conociera aunque no tenga ni idea de cómo son realmente sus vidas». Cuando se tiene a Dios —digo yo— es otra cosa totalmente diferente.

La autora, Paula Hawkins, trabajó como periodista más de quince años antes de pasarse al género de la novela de ficción. Nació y creció en Zimbabue, se mudó a Londres en 1989 y vive allí. Este es su primer thriller y se ha convirtió en un fenómeno global, con más de veinte millones de ejemplares vendidos en todo el mundo —por eso me lo regalaron, para que leyera por ser un best seller—. Se ha traducido a más de cuarenta idiomas, colocándose en el primer puesto de las listas de ventas de todo el mundo en su momento.


Paula Hawkins,
"La chica del tren",
Ed. Planeta,
México 2015
351 páginas.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario