domingo, 18 de agosto de 2013

GRIEG... Su concierto número uno para piano

Edvard Hagerup Grieg (1843-1907) fue un pianista y compositor noruego cuya obra más grande es su «Concierto para piano en La menor», la obra que esta semana quiero invitarles a escuchar, por cierto que, cuando estaba escribiendo esto estaba el padre Arturo Torres a mi lado y me dice: "Yo esa música la escuchaba desde que era niño, a mis papás les gustaba mucho" y le dije: ¡A quién no, si es fantástico! Así que se la dedico a él y a sus papás Arturo y Teresita. 

La producción principal de Edvard Grieg se encaminó mucho a componer danzas noruegas, música de fondo para acompañar piezas teatrales noruegas, movimientos aislados, conjuntos de piezas para piano breves, canciones y piezas corales breves, por eso este concierto es la obra más importante, en cuanto a su grandeza y hermosura.

Grieg fue descendiente de una familia de escoceses cuyo apellido original era "Greig". Edvard creció en un ambiente musical. Su madre, Gesine, fue su primera profesora de piano. Más tarde, en el verano boreal de 1858, Grieg conoció al legendario violinista Ole Bull, quien fue amigo de la familia y cuñado de Gesine. Bull es quien descubrió el talento de aquel muchacho de 15 años y convenció a sus padres de enviarle al conservatorio de Leipzig.

El joven ingresó entonces en el conservatorio especializándose en piano posteriormente y pronto encontró recompensa en los numerosos recitales y conciertos dados en Leipzig. Sintió bastante aversión a la disciplina impartida en el conservatorio, aun así, alcanzó muy buenos resultados en la mayoría de las áreas, con excepción del órgano, el cual era obligatorio para los estudiantes de piano. En la Primavera de 1860, contrajo una peligrosa enfermedad pulmonar. Un año después, hizo su debut como concertista de piano, en Karlshamn, Suecia. El año siguiente finalizó sus estudios en Leipzig y realizó su primer concierto en su ciudad natal de Bergen donde ejecutó algunas obras complejas técnicamente, incluyendo la sonata "Patética" de Beethoven.

En su época de estudiante pudo conocer y convivir con grandes compositores, entre ellos el compositor Noruego Rikard Nordraak, compositor del Himno nacional de Noruega. También vio a Franz Liszt en dos ocasiones en Copenhague.

El 11 de junio de 1867, Grieg contrajo matrimonio con su prima hermana Nina Hagerup y al año siguiente, nació Alejandra su única hija. En el verano siguiente, Grieg escribió este famoso «Concierto para piano en La menor».

En el verano boreal de 1869, mientras Grieg se encontraba de paso en Bergen, Alejandra enfermó de meningitis y posteriormente falleció, cuando tenía apenas 13 meses de edad. Una vez que Edvard y Nina se restablecieron medianamente de la pérdida, fueron a Roma incentivados por el gobierno noruego, y fueron invitados a una reunión con Liszt, quien expresó su aprecio por el Concierto para piano en la menor de Grieg. Liszt, hábil pianista, tocó la línea de piano y el arreglo de la parte orquestal, leyéndolos a primera vista y en tiempo real (lo cual es un enorme desafío musical y técnico). Posteriormente criticó constructivamente el trabajo de Edvard y le dijo: "Siga firme en su camino. En verdad le digo, usted tiene capacidad. Y sobre todo, no se deje intimidar". Esto fue un factor muy importante y alentador en la carrera de Grieg. Liszt escribió también un testimonial a los directores Noruegos, lo que condujo a Grieg a conseguir una beca.

Edvard Grieg falleció en el otoño de 1907, a los 64 años de edad, en el hospital de Bergen, víctima de una enfermedad crónica en uno de sus pulmones. El funeral condujo a miles de personas a las calles de su ciudad natal para honrarlo, y conforme a su deseo, la marcha fúnebre que había compuesto para Rikar Nordraak muchos años antes, fue interpretada con una orquestación de uno de sus amigos; también fue ejecutada en la ceremonia la marcha fúnebre compuesta por Fréderic Chopin. Sus cenizas y las de su esposa fueron sepultadas en una tumba de una montaña frente a un lago, situado cerca a su casa, llamada Troldhaugen.

El «Concierto para piano en La menor» es una de las pocas obras concertantes de Gireg y es el único concierto para piano y orquesta que llegó a finalizar. Uno de los puntos más fuertes del concierto reside en la belleza de sus temas. El intento de Grieg de desarrollarlos de acuerdo con los principios de la sonata le acarreó considerables dificultades. Uno puede escuchar, por ejemplo, en el primer movimiento, cómo la recapitulación es casi una nueva presentación literal de la exposicióndel tema. A Grieg le resultó de ayuda modelar el primer movimiento en base a una obra existente, el Concierto para Piano de Robert Schumann, también en La menor. Además Grieg, nunca satisfecho por completo con su concierto, continuó revisándolo hasta el último año de su vida, a pesar de las frecuentes presentaciones del mismo.Grieg, al estarlo componienco y revisando, luchó con la orquestación incluso más que con la estructura.

Además de las melodías, la escritura exquisita para piano contribuye a la belleza de esta música, particularmente en el movimiento lento. El autor conocía perfectamente bien su instrumento, había estudiado las obras para teclado de Chopin y de Schumann y habitualmente componía en el piano. Así que pudo imbuir de sensible lirismo incluso a los pasajes más ornamentados y figurativos. Al escuchar las carrerillas y arpegios menos rimbombantes, tenemos la sensación de que cada nota importa y que no es sólo un gesto. Esto es un logro impresionante, raro entre los conciertos para piano románticos, que le ha asegurado a este concierto un lugar de gran popularidad.

Quizás incluso más que en las melodías y en las figuraciones del piano, un atractivo especialísimo del concierto reside,para muchos, en sus armonías. Grieg tenía un maravilloso sentido de los acordes y de las progresiones coloridos, generosamente condimentados con disonancias. El más famoso, aunque no el más sutil, es el uso del séptimo grado menor de la escala (Sol natural) de los compases triunfantes del final, en La mayor. Fue este pasaje, más que ninguna otra cosa, lo que convenció a Liszt con respecto a la importancia del concierto. 

Los dejo con este maravilloso y conocidísimo concierto:



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