Aram fue el más pequeño de cinco hermanos y empezó a desarrollar su gusto por la música oyendo canturrear a su madre y escuchando a los músicos callejeros. A los once años acudió, por vez primera, a una representación de ópera que le produjo un gran impacto y lo dejó fascinado. En 1921, mientras estudiaba algo de economía, aceptó la invitación de uno de sus hermanos que residía en Moscú y allí continuó sus estudios en la universidad. Pese a sus escasos conocimientos de solfeo y piano, demostró tener tanto talento musical que fue admitido en el Instituto Gnésiny donde estudió violonchelo comenzando clases de composición en 1925. En 1929 se trasladó al Conservatorio de Moscú. Junto con Prokófiev y Shostakóvich, forma lo que se conoce como los «titanes» de la música soviética, disfrutando de reputación mundial como destacados compositores del siglo XX.
Jachaturián fue el primer compositor que integró la música moderna y el ballet clásico. Estaba convencido de que el público debía sentir las mismas emociones y sensaciones que los bailarines trataban de transmitir. Su temperamento, así como su talento musical se ponen de manifiesto en obras tan célebres como el ballet "Espartaco", el "Poema a Stalin" y "Gayaneh" (1942) que incluye la famosa «Danza del sable», que es la obra que invito en especial a escuchar esta semana.
La «Danza del sable» es un movimiento del acto final de este ballet, que evoca una danza de espadas armenia en la que los danzantes muestran su habilidad con los sables. Su sección central incorpora una canción tradicional armenia. Dado su ritmo vivo, esta obra, especialmente con su reconocible ostinato y su popular melodía se han convertido en una popular pieza concertante.
El ballet, del que esta «Danza del sable» forma parte, está ambientado en la tierra natal del compositor, Armenia, una de las ex-repúblicas socialistas soviéticas. Contiene temas populares de su folclore, con el objetivo de hacer una música comprensible para todos los públicos. La «Danza del sable» destaca en la composición por su ritmo vitalista y por la alternancia, en pocos minutos, de un tema rítmico y otro melódico, en un tiempo rápido y de gran brillantez.
Dotado de un excelente sentido melódico, Jachaturián destacó, sobre todo, por sus composiciones para ballet y por su sentido de la orquestación, lleno de colorido, melodioso, sensual y lírico. Autor de más de cuarenta obras para teatro y cine, Khachaturian es también el autor del Himno Nacional Armenio. ¡Disfruten la «Danza del sable» en algunas de sus muy variadas versiones!
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