
Hoy me topo nuevamente con su obra porque Figueiras se me hace encontradizo, con su música siempre bella, rítmica, reflejo del gozo y la alegría que este hombre de Dios lleva dentro: «Yo creo que si uno no cree en lo que hace eso se nota», afirma Figueiras con sencillez, quien también afirma que en la música él sigue buscando a Dios.
Acabo de escuchar una obra que compuso en 2012 y se llama «Rapsodia Porteña». La obra está inicialmente compuesta para piano y orquesta, pero con un trío se escucha sensacional.
No tengo mucho que decir de esta obra, basta escuchar la combinación maravillosa que hacen las percusiones con el piano y la marimba y simple y sencillamente dejarse envolver...
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