¿Quién no quiere ser feliz hoy en día? Jóvenes y ancianos, hombres y mujeres de toda condición, niños y adolescentes en crecimiento, casados y solteros, creyentes y no creyentes... todos aspiramos a la felicidad. ¿Es este deseo una quimera insensata o un anhelo legítimo? Es posible una alegría profunda, hecha de risas y lágrimas, capaz de vivirse en los momentos de euforia y fiesta, pero también en las horas más oscuras. Es posible un gozo con raíces hondas, que se disfruta en los días radiantes, pero que no se apaga sin más ante la dificultad o la zozobra. Es posible, en fin, una felicidad liberada de la tiranía de sentirse bien a toda costa, una alegría tejida entre lo cotidiano y lo novedoso, llena de nombres, de esperanzas, de historias y de rostros.
Esta semana quiero invitarles a leer «LA ALEGRÍA, TAMBIÉN DE NOCHE» de José María Rodríguez Olaizola, un jesuita, teólogo y sociólogo que trabaja en pastoral universitaria en Valladolid y es miembro del consejo de redacción de la revista “Sal Terrae”. En esta editorial ha publicado varios artículos y libros. Es también autor de "Ignacio de Loyola, Nunca Solo". Ha publicado además numerosos artículos en los que combina el análisis social y la perspectiva creyente para asomarse a cuestiones como: las vidas ajenas, la sociedad de las rebajas, los miedos de nuestra sociedad, la compasión, las adicciones contemporáneas o la Eucaristía.
El título del libro me parece sugerente: , «LA ALEGRÍA, TAMBIÉN DE NOCHE», una lucesita para alumbrar una de las búsquedas más antiguas y más actuales: la búsqueda de la felicidad. ¡Quién lo iba a decir, la búsqueda de la felicidad convertida en una tiranía! Y sin embargo, este es el paradójico diagnóstico del que parte este buenísimo y lúcido libro. Hoy, que en todos los escaparates sociales se nos anuncia la felicidad como un producto de fácil adquisición, el libro hurga entre la diversidad de nombres con que se equipara a la felicidad (euforia, éxito, placer, estar bien) y la diversidad de caminos para conseguirla (la sobreocupación, el deporte, la obsesión por el cuerpo, el morbo de las vidas ajenas, el dinero…). No a cualquier cosa se le puede llamar felicidad ni cualquier camino que escojamos nos lleva a ella. El autor ofrece caminos y pistas para una felicidad sin recortes. Una felicidad inteligente, que integre sus dosis de fracaso, de debilidad, de riesgo, de noche… y, porqué no, abierta a esa propuesta paradójica del evangelio de que sólo el que compromete su vida con otros recibe el ciento por uno, también en esto de la felicidad. Les recomiendo su lectura a los jóvenes sobre todo, no solo por su brevedad, sino también por su claridad es este tema.
José María Rodríguez Olaizola,
"La alegría, también de noche",
Ed. Sal Terrae,
Santander 2008,
112 páginas.
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