Hace tiempo que no escuchaba la Sinfonía n.º 3 en mi bemol mayor, op. 55, de Ludwig van Beethoven (Bonn, Alemania, 16 de diciembre de 1770-Viena, 26 de marzo de 1827), conocida como Eroica (Heroica, en español). Esta obra, considerada por muchos como el amanecer del romanticismo musical, me ha vuelto a deleitar los oídos y quiero comentar algo de ella invitándoles a escucharla.
Inicialmente denominada «Bonaparte» porque en el inicio estaba dedicada a Napoleón Bonaparte, es una de las obras más famosas de este prolífico compositor. La idea de componer una sinfonía en honor del «liberador» de Europa se debe a que Beethoven admiraba los ideales de la Revolución francesa encarnados en la figura de Napoleón Bonaparte, pero cuando este se autocoronó emperador en mayo de 1804, Ludwig se disgustó tanto que borró el nombre de Bonaparte de la página del título con tal fuerza que rompió su lápiz y dejó un agujero rasgado en el papel. Algún tiempo después, cuando la obra se publicó en 1806, apareció con el título de «Sinfonia eroica, composta per festeggiare il sovvenire d'un grand'uomo» («Sinfonía heroica, compuesta para festejar el recuerdo de un gran hombre»). Este gran hombre era un ideal, un héroe no existente, pero más bien, fue el espíritu del heroísmo mismo lo que interesaba a Beethoven. También se ha dicho que Beethoven se refería a la memoria de la naturaleza de Napoleón, que una vez fue digna.
Beethoven empezó a componerla hacia el año de 1802, durante su estancia en Heiligenstadt, y la finalizó en mayo de 1804. La primera audición privada se produjo probablemente hacia el mes de agosto de ese mismo año, en casa del príncipe Joseph Franz von Lobkowitz, a quien finalmente fue dedicada. La primera ejecución en público fue dada en el Theater an der Wien de Viena el 7 de abril de 1805 con el compositor a la batuta. Según muchos directores de orquesta, no se ha vuelto a componer una sinfonía mejor que ésta. A pesar de que un crítico inglés muy afamado escribió lo siguiente en 1829: «La Sinfonía Heroica tiene mucho para ser admirada, pero es difícil mantener esa clase de admiración por tres largos cuartos de hora. Es infinitamente larga. Si esta sinfonía no es abreviada de alguna manera, pronto caerá en desuso», se sigue interpretando con gran éxito y son muchísimas las grabaciones y descargas de la misma.
Cuando Beethoven escribió esta sinfonía se encontraba en una profunda crisis, deprimido por sus problemas de salud y su sordera, se cuestionaba su futuro en la música y hasta sopesaba —según se cuenta por documentos de la época— en el suicido. Pero emerge de la crisis con la voluntad de seguir adelante e imprimiendo un gran giro a su arte con esta obre que rompe moldes de todo tipo. De entrada, con sus 45 minutos dura el doble que sus primeras composiciones. Pero además refleja la palpitación del nuevo espíritu romántico y es mucho más compleja que las obras al uso. ¡Disfrútenla con Daniel Barenboim dirigiendo!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario