martes, 15 de mayo de 2018

Cápsula Bíblica 2627

Una de las escenas más impresionantes del Evangelio es esa en la que Jesús se dispone a hacer su entrada mesiánica en la ciudad que le matará como mató a todos los profetas. Él se puso a llorar . El amor eterno llora a causa del poder de la negación humana: «¡Si también tú hubieras comprendido en este día el mensaje de paz! Pero ahora está oculto a tus ojos. Porque días llegarán sobre ti, en que tus enemigos te cercarán de empalizadas... y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por no haber conocido el tiempo en que fuiste visitada» (Lc 19,41-44).

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