«El cazador furtivo» (en alemán Der Freischütz) es una ópera en tres actos, con música de Carl María von Weber y letra de Friedrich Kind, basado en el Gespennsterbuch (El Libro de los Fantasmas) de Johann August Apel y Friedrich Laun. Esta bellísima ópera es fruto del encargo del superintendente de los teatros reales de Prusia, conde Brühl, de componer una ópera en alemán en oposición a la corriente italianizante imperante en toda Alemania. La obra fue estrenada en Berlín el 18 de junio de 1821.
Todas las virtudes de Weber, que al mismo tiempo son las virtudes del romanticismo, tienen en esta composición su más bella expresión: la melodía vital, entusiasta, tierna, conmovedora, con carácter y noble; la armonía concentrada en puntos de tensión, en el camino que va de Mozart a Wagner, pasando por Beethoven. El estreno de «El cazador furtivo» en Berlín, no sólo significó la indiscutible victoria de Weber, sino una de las fechas más importantes de la historia de la ópera alemana, pues está considerada como la primera ópera romántica así como la iniciadora de la ópera alemana, que constituye un pilar fundamental del género lírico.
El argumento de la ópera está basado en una vieja tradición entre los antiguos cazadores de Alemania, la cual dice que el que vendía su alma a Samiel, el «Diablo Cazador», recibía siete balas mágicas que siempre hacían blanco. Pero a la séptima el cazador tenía que entregar su alma a Samiel, a menos que, entretanto, hubiese encontrado otra víctima para el demonio; por cada nueva víctima que obtenía, su vida se extendía y recibía una nueva dotación de balas. El músico preparó esta composición, basado en la narración contenida en el Libro de los espíritus que mencioné y que Weber leyó recién publicado. Al leer y entusiasmarse con el argumento decidió convertirlo de inmediato en ópera. Pero el plan descansó durante siete años. Tan sólo en febrero de 1817 Weber recurrió al puño y letra de del ex abogado Johann Friedrich Kind, para contar con un libreto sobre el tema que Weber tituló «El cazador furtivo» y en el cuál él también participó.
El argumento es de extrema simplicidad y de un valor literario menor. Los personajes son igualmente simples, meros estereotipos del bien y el mal. En Der Freischütz, el hombre bueno y la pureza de Agathe están bajo la protección del cielo. El mal, triunfante en la historia de Apel, se quiebra contra la fortaleza de la fe. La historia, más o menos resumida es esta: Ottakar, duque de Bohemia, busca un sustituto para su guarda mayor. Ofrece la plaza al que gane un concurso de tiro al blanco. Entre los aspirantes al premio está Max, que aspira a la mano de Inés, hija del guarda mayor jubilado. En los ensayos que se hacen antes del concurso, Max comete varias faltas y teme perder el premio. Pide consejo a su amigo Gaspar, el cual tiene su alma vendida al Diablo y piensa en el acto sustituirla por la de Max. Lleva a éste al bosque donde el Diablo aparece bajo la figura del mago Zamiet, el cual funde siete balas que tienen la prodigiosa propiedad de dar siempre en el blanco.
Llega la hora del concurso, y Max lleva la delantera porque ya ha hecho siete blancos. El duque, entusiasmado, arroja al aire una paloma para que sirva de blanco final. Max dispara contra la paloma; pero esta vez la bala se desvía y va a dar a Inés, la novia de Max. La guirnalda de flores bendecida que la cubre, la libra del daño. Todos quedan estupefactos: Gaspar acaba por entregar su alma al diablo, porque muere súbitamente. Max, lleno de vergüenza, confiesa la historia de las balas. El duque le impone como castigo un año de penitencia por su grave pecado. Después podrá casarse con Inés, que promete esperar todo ese tiempo.
Su estilo tan genuinamente alemán no impidió que esta obra cruzara rápidamente las fronteras. Se sabe que en 1824 fue representada en Londres nada menos que en nueve teatros a la vez, y hoy en día es incontestable su plaza en el repertorio operístico internacional de todos los teatros del mundo. ¡Disfruten!
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