Ottorino Respighi es un compositor italiano (1879-1936) descendiente de una familia de músicos y cuyas composiciones se van cada día dando a conocer más, porque si bien no fue el principal compositor italiano de su generación, Respighi fue, desde que vivía el más exitoso de todos los de su generación a nivel mundial. Profesor de composición en la Academia de Santa Cecilia de Roma, fue también director de la misma de 1923 a 1925 en que renunció para rescatar tiempo para componer y recorrer diferentes ciudades tanto de América como de Europa.
«Pinos de Roma» (en italiano, I pini di Roma) es una de las principales obras del compositor y fue creada precisamente cuando era directos de Santa Cecilia, en el año de 1924. Cada movimiento de la obra va retratando los pinos de diferentes partes de la ciudad de Roma a lo largo del día. Es la obra que hoy quiero compartir y comentar.
Consciente de que la audiencia italiana ha sido siempre más inclinada a la ópera que a la música instrumental, el autor incluyó en el estreno, unas «notas explicativas» en el programa de mano, para cada una de las secciones que nos pueden servir para conocer un poco de la obra. Tomo solamente algunas partes:
Momento inicial: «Pinos de la Villa Borghese»: Unos niños juegan alrededor de los pinos de la Villa Borghese; bailan en círculos, juegan a ser soldados, marchando y luchando, vienen y van en bandadas. De pronto, la escena cambia y…
02:50: «Pinos cercanos a una catacumba»: Vemos las sombras de los pinos que enmarcan la entrada a una catacumba. De las profundidades emerge el sonido de un salmo fúnebre, flotando en el aire como un himno solemne, que gradual y misteriosamente comienza a dispersarse.
09:04: «Pinos del Gianicolo»: El aire se estremece, los pinos del Gianicolo pueden verse delineados por la clara luz de la luna llena. Un ruiseñor canta... (La partitura exige la inclusión de canto de pájaros, verdaderos, grabados... innovación que llegó a ser profética).
15:27 «Pinos de la Via Appia»: Es un amanecer nebuloso en la Via Appia en donde los pinos solitarios son guardianes del mágico paisaje; se escucha el ritmo insistente de innumerables pasos. El poeta tiene una fantástica visión de glorias pasadas: trompetas suenan y, en la brillantez del nuevo sol radiante, un ejército consular se aproxima poco a poco a la Vía sagrada, dirigiéndose triunfante hacia el Capitolio para llegar al final de la pieza.
¡Disfruten esta obra!
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