Siempre me ha gustado leer a José Luis Martín Descalzo, acostumbraba chutarme sus libros desde que era yo un jovencillo en el Seminario Menor y apenas me doy cuenta de que casi no he hablado de él en mi blog y que solamente he recomendado dos de sus libros, a pesar de haber leído y releído mucho más que dos. Su estilo, definitivamente, ha impregnado mi manera no sólo de escribir, sino de ver la vida desde el ángulo sacerdotal que inmerecidamente he recibido del Señor al haberme llamado.
Hoy quiero recomendarles «RAZONES PARA EL AMOR», uno de sus libros que acabo de «devorar» —como me dice uno de los gemelos de la parroquia que siempre me encuentra acompañado de un libro o el kobo—de nueva cuenta por no se cuánta vez y ahora en forma electrónica. Y es que los libros para mí son como las buenas películas, las veo una y otra vez y lo mismo con los libros, los gozo una y otra vez encontrando siempre alguna novedad.
En este libro, el autor dice que entrega las que, en definitiva, considera son las últimas claves de su vida al caer en la cuenta de que sólo salvaremos nuestra existencia amando. Él expresa que quiere que sus únicas líneas dignas de contar sean las que sirvieron a alguien para ser feliz... ¡Y vaya que lo logra!
Martín Descalzo nos ofrece 65 «RAZONES PARA EL AMOR» basadas en hechos reales y cotidianos de la vida, con su singular e irrepetible estilo de narrar, a modo de parábolas, que buscan dar una respuesta de esperanza al dolor humano, a la soledad, a la indiferencia en que parece vivir el mundo, utilizando para ello un lenguaje sencillo, transparente y a la vez profundo, al alcance, como dice él, «del hombre de la calle».
Este prolifero sacerdote escritor, nos comparte en cada una de estas razones, la sabiduría y la fe de muchos otros que, como él, han ido expresando esas «RAZONES PARA EL AMOR» que han cambiado corazones y que influyeron en su vida para amar más y más. Todo el libro me encanta, es un tesoro enriquecedor, pero ciertamente que mi atención se centra en la razón llamada «Una carta a Dios».
Este es el prólogo del libro en el que el mismo autor nos da sus razones para el amor, que son las mismas razones de Cristo: «Cuando, hace ahora cuatro años, comencé esta aventura de mis "razones", nunca pude imaginar lo que para mí llegarían a significar. Es asombroso: lanzas un día un pájaro a volar y, de pronto, te encuentras que él solito hace nido en miles de corazones. Y el primer asombrado es el propio autor. Porque lo que nada como una simple serie de artículos circunstanciales y dispersos se iba convirtiendo, para mí, en un retrato interior y, para muchos, en un compañero en el camino de la vida. Y fue ese descubrimiento de los que caminaban a gusto a mi lado lo que me empujó a encuadernar aquellas primeras impresiones en mis Razones para la esperanza, que tuvo una inexplicable acogida entre sus lectores, que no sólo agotaban sus ediciones, sino que además me inundaban a mí con su cariño. Fue ese cariño el que me obligó a seguir. Y nacieron las Razones para la alegría, que tuvieron, en ediciones y acogida, la misma suerte misteriosa que su hermano mayor. Al editar ese segundo volumen, me prometí a mí mismo que ahí se cerraba aquella serie. Pero la insistencia de los editores me llevó a descubrir los muchos huecos que en los tomos publicados quedaban. Temas sin rozar, razones sin exponer. Faltaban, sobre todo, muchas de las más importantes raíces. En definitiva, sólo podemos tener esperanza cuando antes tenemos amor. Y la alegría no es sino el último fruto de ese amor.»
"Razones para el amor»,
Editorial Sígueme,
España 2013,
214 páginas.
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