Ustedes saben cuánto amo Sierra Leona. El país de misión en donde quisiera vivir y dar rienda suelta a mi vocación como misionero, y saben también mucho que, debido a la malaria cerebral de la que soy uno de los que forman el 1 % de los sobrevivientes vivo acá en este lado del mundo. Sierra Leona es famoso por sus diamantes, cosa que tal vez conozcan más por aquella famosa película «Diamantes de Sangre». Las minas de diamantes, descubiertas en 1930, financiaron una de las campañas militares rebeldes más salvajes de la historia moderna. Estos «diamantes sangrientos» salen ilegalmente de este maravilloso país de África occidental y se venden a comerciantes de Londres, Amberes y Nueva York, a menudo con la complicidad de la industria internacional, para terminar adornando los anillos y collares de mujeres ricas y glamurosas de todo el mundo.
«Diamantes sangrientos» es una fascinante denuncia del contrabando de diamantes, de cómo la guerra librada por los rebeldes prácticamente ha destruido Sierra Leona y de la industria diamantífera —institucionalizadas en la década de 1880 por el cártel De Beers—, que ha permitido que eso sucediera. Greg Campbell, periodista galardonado con varios premios, sigue en este apasionante libro el rastro mortal de esos diamantes, muchos de los cuales se introducen en el mercado internacional y terminan financiando a grupos terroristas como Al Qaeda; así, las repercusiones del contrabando se dejan sentir mucho más allá de las fronteras de ese país tan pobre y acosado por la guerra que ha dejado terribles consecuencias que no terminan de ocasionar graves daños. El precio de seguir ignorando esta tragedia africana —como el mundo ha hecho hasta ahora— es demasiado alto y Campbell nos lo comparte.
Una historia vívida y espeluznante, tan brutal que supera cualquier ficción; un drama cuyas ramificaciones se extienden hasta los hechos del famoso 11 de septiembre. Greg Campbell nos transporta, en un viaje aterrador, hasta el corazón del mal. Al leer este libro,que de casualidad me encontré por ahí, mientras buscaba otro, me venían las caras de mis amigos sierraleonenses que día a día, aún sabiendo que su país es uno de los productores de diamantes más importantes del mundo, se debate entre la malaria, el ébola, la miseria y el abuso de unos cuantos en el poder y nunca más volveré a mirar un diamante con los mismos ojos.
Dedico con todo mi cariño y admiración esta entrada al Padre Pepe, a mis queridas hermanas Misioneras Clarisas, Vanclaristas y voluntarios que, en ese paraíso de Mange Bureh y en las otras comunidades, dan la vida por llevar el verdadero y auténtico diamante que tiene valor... Cristo, nuestro redentor.
Greg Campbell,
"Diamantes Sangrientos",
Ed. Paidós,
Barcelona 2003,
255 páginas.
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