domingo, 21 de octubre de 2018

«GENERACIÓN LÍQUIDA»... Un libro de Bauman y Leoncini que hay que leer

Acabo de terminar de leer las páginas en las que estaba trabajando Zygmunt Bauman en el momento de su muerte, un diálogo con un joven que tiene exactamente sesenta años menos que él. En la conversación con Thomas Leoncini (La Spezia, Italia, 1985), uno de los periodistas millennials más relevantes de la escena internacional. Bauman aborda por primera vez el universo de las generaciones nacidas después de los primeros años ochenta, aquellos que en una sociedad líquida y en continuo cambio forman parte de ella en calidad de nativos. 

La lectura de este libro, una breve y fulgurante obra capaz de entusiasmar tanto a quienes, por diversas razones, tienen relación con los jóvenes, como a los numerosísimos lectores de Bauman, es descrito por Leoncini como «leer una charla de Whatsapp con Bauman» y es, se puede decir, una especie de testamento de este gran sociólogo Zygmunt Bauman.

El 9 de enero de 2017, Thomas Leoncini se quedó paralizado, hacía varios días que no recibía emails de su ídolo, Zygmunt Bauman. Tal vez estaba enfermo. Quizá le había surgido un encargo imprevisto. O a lo mejor, como tantas otras veces, se encontraba demasiado frágil para escribir. Bauman y Leoncini habían trabajado varios meses en este ensayo epistolar. Su idea era tender un puente ideológico entre dos generaciones: en una orilla, el gran pensador del cambio de siglo; en la otra, un joven filósofo italiano que había devorado todos sus libros. Les separaban 60 años, pero les unía algo más potente: su pasión por plasmar en palabras la sociedad líquida en la que vivimos. Sin embargo, las esperanzas de Leoncini se desvanecieron, Bauman acababa de morir a los 91 años. Lo primero que recordó fue el último mensaje que le había enviado el pensador. En él, el maestro preguntaba a su discípulo cuánto más debía escribir para concluir su libro conjunto. Quizá ya husmeaba, aunque no lo dijera, que su tiempo se agotaba. «Su grandeza sólo era igual a su humildad». 

Thomas Leoncini es —como yo— un gran admirador de Bauman, él desde los 19 años, cuando leyó «Modernidad y holocausto» (1989). Y no sólo le consideraba un gran pensador, sino un adelantado a su tiempo. Así que, tras infinitos titubeos, se atrevió a lanzarle una idea: escribir un libro a cuatro manos sobre la juventud. «Bauman aceptó de inmediato», explica. Leoncini. «Creo que sentía la necesidad de dedicar un trabajo entero a las nuevas generaciones, cuyo desarraigo representa a la perfección su pensamiento. Yo sólo soy el medio que eligió para representar a los jóvenes del mundo». 

Los dos autores establecieron una peculiar rutina de trabajo. Dada la quebradiza salud del sociólogo, sólo podían intercambiar emails. Normalmente, Leoncini recibía los mensajes de Bauman al alba, entre las siete o las ocho de la mañana. Pero, en ocasiones, el italiano escribía en plena madrugada y recibía la respuesta al cabo de media hora. «Había días en que no podía seguir el ritmo de su lucidez», dice. 

Fue Leoncini quien acotó el libro a tres asuntos: los tatuajes, el bullying y las relaciones humanas en la era de internet. «Quise demostrar que estos temas, que muchos académicos consideran 'superficiales', en realidad tienen raíces muy profundas y merecen atención». Bauman, apasionado de la juventud, no puso trabas. Su interés por las nuevas generaciones era mutuo: pese a la densidad del pensamiento baumaniano, sus entrevistas se convertían en fenómenos virales que conectaban directamente con las preocupaciones de los millennials. 

«En un mundo lleno de líderes chaqueteros, en un mundo sin ideologías, la vida de Bauman era la vida de un auténtico testigo», teoriza Leoncini. «En su vida conoció el dolor y el miedo y supo cómo describirlos. Los jóvenes tienen ansias de personas con ideales fuertes... quizá porque han conocido tan pocos». Y Bauman era uno de ellos en su ancianidad. «Ambas generaciones «jóvenes y ancianos— son consideradas por muchos como desechos de la sociedad que han perdido su derecho a decidir su destino», dice. «La sabiduría de los ancianos puede ser necesaria para dar peso y fortaleza al coraje de los jóvenes. 

Este libro, encuentro genuino entre un viejo sabio y un joven hombre valiente responde a ese último email que Bauman envió a Leoncini y que incluía una frase que, leída hoy, suena a testamento: «Este libro descansará sobre tus hombros: debe ser tan bello y genuino como me prometiste».

¡Hay que leerlo!:



Zygmunt Bauman y Thomas Leoncini,
"Generación líquida",
Ed. Paidós,
Barcelona 2018,
107 páginas.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario