domingo, 7 de octubre de 2012

LA «INEXTINGUIBLE»... La más conocida de las sinfonías de Carl Nielsen

Carl August Nielsen (1865-1931) es tal vez el compositor más famoso de Dinamarca, aunque para muchos de nuestro continente es prácticamente desconocido. Aunque su familia era relativamente pobre, Carl recibió las primeras lecciones de música de su padre y consiguió estudiar violín y piano; además aprendió a tocar algunos instrumentos de viento gracias a su trabajo en una banda militar.

Además de perfeccionarse en el violín, estudió teoría de la música en el conservatorio de Copenhague con el compositor danés Niels Gade y con un discípulo de Joseph Joachim, donde a partir de 1915 trabajó como profesor, pero nunca asistió a clases de composición. A pesar de ello se decidió a componer. Su primera sinfonía se estrenó el 14 de marzo de 1894 pasando casi desapercibida Sin embargo, la misma obra obtuvo un gran éxito cuando se interpretó en Berlín en 1896 y a partir de esa fecha, su fama empezó a crecer.

Nielsen siguió tocando el violín en el Teatro Real de Copenhague hasta 1905 fecha en la que encontró editor para su composiciones. A partir de 1916 empezó a dar clases en el Conservatorio Real Danés de Copenhague, trabajo en el que continuó hasta su muerte. El 10 de abril de 1891, Nielsen contrajo matrimonio con la escultora danesa Anne Marie Brodersen, con quien vivió feliz hasta su muerteque murió.

Internacionalmente, Nielsen es más bien conocido por sus seis sinfonías, obras en las que redescubre las sonoridades tonales creando un estilo que se mueve hacia una tonalidad expandida, un camino que emprende a partir del estudio de la polifonía renacentista. Otras piezas conocidas son la música adicional que compuso para el drama del poeta Adam Oehlenschläger Aladdin, las óperas Saúl y David y Mascarada, los conciertos para flauta y clarinete y el quinteto de viento. Es autor también de numerosas canciones populares danesas.

Yo he querido seleccionar ahora la Sinfonía nº 4 «Inextinguible», que me parece ser la más conocida de todas y además la más dramática. En esta cuarta sinfonía, Nielsen recorre con franqueza la tenue línea que separa la vida del arte. Así, cuando escribe en el prólogo que acompaña a su obra que «La música es la vida y, como ella, es inextinguible» no sólo está acuñando un sobrenombre para su composición —Det Uudslukkelige [La inextinguible]—, sino que, de forma clara y concisa, presenta su manifiesto existencial.

Compuesta entre 1914 y 1916 esta obra desprende una expresividad dramática que concuerda con el clima personal y general del momento en que fue escrita. Nielsen pasaba en lo personal por un período de crisis sentimental y profesional —abandonó la orquesta del Teatro Real para dedicarse básicamente a la docencia y a la composición, como dije, sin haber estudiado eso—. El otro acontecimiento que dejará huella en esta sinfonía, al menos en las implicaciones anímicas, es el cruento espectáculo de la I Guerra Mundial, a la que Nielsen no permanecerá indiferente a pesar de la postura neutral de Dinamarca.

La "Inextinguible" presenta como uno de sus rasgos más llamativos la escritura para la percusión, dividida en dos secciones enfrentadas de timbales , —y mis cuatro seguidores saben muy bien lo que me gustan las percusiones—. Su protagonismo resalta con especial fuerza en el cuarto movimiento y en la introducción de curiosos efectos tímbricos que se consiguen al modificar la afinación de los timbales en tiempo real. De igual modo insiste en la unidad de la obra evitando las cesuras entre movimientos, convirtiendo el segundo en una especie de intermezzo —tranquilo y nostálgico— y repitiendo el tema inicial en el Finale —lo que confiere a la partitura un carácter cíclico que parece aspirar a la eternidad—, un tema que se impone de forma obsesiva, inextinguible, y que lucha por perpetuarse en una constante metamorfosis.

Los dejo con el deleite musical de la Cuarta Sinfonía de Nielsen: «Inextinguible» en dos versiones:


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