lunes, 6 de mayo de 2013

Cápsula Bíblica 811

Desde que se comienza a leer la Biblia, en el libro del Génesis se percibe la maravillosa armonía que tiene. Se habla, desde el inicio, de un Dios. Cuando Él habla o actúa es consistente consigo mismo y con toda la revelación respecto a Él. La Biblia  nos va dando, a lo largo de los libros que la integran, una historia continua —la historia de la humanidad en relación a Dios—. Así, la Biblia es un desenlace progresivo de la verdad. Nada se dice completamente de una vez o solo una vez. Sin la posibilidad de complicidad y con siglos de por medio, cada uno de los autores va continuando una revelación anterior, le agrega algo, deja la pluma, y a su debido tiempo un nuevo escritor movido por el Espíritu Santo, luego otro y otro, agregan nuevos detalles hasta que el todo se completa. Desde el comienzo hasta el final la Biblia testifica de una liberación.  Desde el comienzo hasta el final la Biblia tiene un gran tema, la persona y la obra de Cristo. Y finalmente, estos cerca de cuarenta y cuatro escritores, escribiendo a través de veinte siglos, han producido una doctrina en perfecta armonía y revelación progresiva que prueba su inspiración Divina.

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