La autora del libro es Margaret Mitchell, una periodista de la ciudad de Atlanta, Georgia. Ella fue una de las primeras mujeres que tuvo una columna en un diario importante del Sur de los Estados Unidos. Estando una vez en cama debido a una fractura de tobillo, Mitchell comenzó a escribir lo que más tarde sería la novela de «LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ», estimulada por su segundo marido, John Marsh, que le aconsejó que escribiera un libro propio después de que ella hubiera leído todos los libros de historia que él le trajo de la biblioteca pública para entretenerla. En 1935, el editor Harold Macmillan Latham visitó la ciudad de Atlanta buscando nuevos escritores prometedores y entró en contacto con Mitchell gracias a Lois Cole, una amiga de ella que había trabajado para él. Encantado con Mitchell, el editor le pidió que le hiciera llegar a él cualquier libro que ella escribiera; aunque al principio ella no pensaba entregarle el manuscrito de "Lo que el viento se llevó", finalmente lo hizo espoleada por un comentario de un amigo de ella que se burlaba de la posibilidad de que pudiera escribir un libro. Macmillan tuvo que comprar una maleta extra para llevar en su equipaje el gigantesco manuscrito; después de su partida Mitchell se arrepintió y le pidió por un telegrama que le devolviera el escrito, pero ya el empresario editorial estaba enganchado por lo que había leído y pensaba que sería un éxito. Luego de consultar con el Jefe del Departamento de Literatura en Inglés de la Universidad de Columbia, Macmillan Latham le envió a Mitchell un cheque como anticipo del pago por los derechos de autor y la comprometió a completar la obra (no había escrito el primer capítulo); Mitchell terminó la novela en marzo de 1936.
El argumento de la novela es —por si hubiera alguien de las generaciones jóvenes que pudiera acercarse a este blog y no haya visto la película— fascinante, de esos que hace que el lector no quiera soltar el libro. Tiene una narrativa ligera, por más que haya descripciones, relatos de las batallas que tuvo lugar en la guerra, reflexiones de todo tipo... no se llega a hacer pesada en ningún momento. La historia es magnífica, está tan bien llevada que, aunque parece que no se avanza, ni en el tiempo ni en las páginas, cuando el lector, fascinado con la historia ni cuenta se da de que ha acabado el libro.
Mitchell aborda temas como las relaciones sentimentales, la esclavitud, los dramas humanos que ocasiona una guerra, las costumbres de una época… y todo ello en un marco histórico perfectamente definido. Pero en su conjunto va más allá, construye con una trama compleja una historia que hace que sea algo más que una novela romántica, costumbrista o histórica.
Todo se inicia más o menos así: En un lugar llamado «Tara», una gran plantación del estado sureño de Georgia, vive Scarlett O’Hara junto a sus papás, sus dos hermanas y un centenar de esclavos negros. Scarlett es una jovencita atractiva y de mucho carácter, que sabe cómo tener comiendo de la palma de su mano a todos los muchachos que se cruzan en su camino. No obstante, todo eso carece de valor para ella, al enterarse de que su auténtico amor, Ashley Wilkes, en breve contraerá matrimonio con Melanie Hamilton.
Todo empieza en 1861, en los prolegómenos de la guerra de Secesión, y todos los jóvenes sureños muestran entusiasmo por entrar en combate, excepto el atractivo aventurero Rhett Butler. Los comentarios que hace éste, anticipando una derrota del Sur frente a los yanquis del Norte, no le hacen ganar la simpatía de los que le rodean en la fiesta, que se ve interrumpida por el anuncio del inicio de dicha guerra. A Butler le gusta Scarlett, pero ésta sigue enamorada de Ashley. Despechada, Scarlett acepta la propuesta de matrimonio de Charles, el hermano de Melanie, al que desprecia. Años más tarde, y como consecuencia del final de la guerra, ya viuda, Scarlett debe afrontar situaciones nuevas como el hambre, el dolor y la pérdida e instalarse en Atlanta, donde Melanie espera noticias de Ashley y Butler aparece de nuevo…
Desde el principio queda claro que las personalidades de Scarlett y Rhett son similares, y esa similitud se acentúa a medida que avanza la novela; son personas complejas y contradictorias, básicamente unos rebeldes inconformistas que se sublevan contra los convencionalismos de la época. Tanto él como ella son cínicos y románticos, egoístas pero al mismo tiempo generosos, pragmáticos e idealistas.
La historia mantiene hasta el final y más allá el suspenso sobre el destino de la relación entre Rhett y Scarlett, sobre si ella finalmente puede olvidar a Ashley y encontrar el amor y la paz con Rhett. De por medio muchas vicisitudes y relaciones de Scarlett con otros hombres por despecho o por interés.
Más allá de la historia de amor y desamor entre los protagonistas, en términos generales la novela retrata el derrumbe de la sociedad sureña anterior a la Guerra de Secesión en un tono nostálgico; dicha sociedad es presentada en términos idílicos, y la visión de la novela parece lamentar su destrucción. A pesar de ello (o a cuenta de ello) la novela ofrece mucha información histórica rigurosa sobre la Guerra de Secesión y la etapa de la postguerra, especialmente en lo que atañe al Estado de Georgia.
Me parece una lectura iluminadora de una realidad que, si no es esa misma, si vivimos tiempos en los que, como en «LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ», necesitamos valor ante las dificultades.
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